¡Que pena, otra vez a esperar! Sí, porque "Martín Ojo de Plata" agrupa en un volumen: "Tierra firme" y "Venganza en Sevilla", las dos primeras novelas de la trilogía de Matilde Asensi sobre las aventuras de Catalina Solís o su "alter ego" Martín Nevares, así que a falta de que se edite la última entrega sólo queda esperar.
Una historia de aventuras muy entretenida y fácil de leer con el fondo histórico del final del S. XVI, principios del S. XVII, que comienza con el asalto de los piratas ingleses a un mercante español que se dirige a Tierra Firme, la parte del continente sudamericano más próxima al mar Caribe. En el abordaje, en el que fallece su hermano Martín, la joven Catalina Solís consigue salvarse y arrastrada por la marea llegar a una isla desierta de donde sale gracias a la llegada de un barco, "La Chacona". El maestre de la embarcación, el comerciante Esteban Nevares adopta a Catalina como hijo bajo el nombre de Martín Nevares, para librarla de un matrimonio de conveniencia. Y así, bajo esa apariencia de muchacho y tras una serie de avatares que les obligan a hacer negocios ilícitos con los holandeses para saldar una deuda, se verá enfrentada a la poderosa familia Curvo para vengar la muerte de su padre adoptivo.
Feliz lectura.
Lo que teníamos por delante, al fondo, la Collada Arenera.
Ya más cerca de la Horcada Arenera
Y asomados a la Corona del Rasu, el Naranjo...¡Allá que nos vamos!
...cresteamos la Corona
y nos introducimos en la Brecha de los Cazadores.
Llegando al refugio.
En pleno descenso
Bajando hacia Bulnes, las últimas miradas, después sólo quedaría desandar la Canal del Texu hasta Poncebos.
Una foto del grupo en el puente de la Jaya: Jan, el escribiente, Jesús, Manolo, Armando y Melero.
Abajo quedaba el puente de Colines
De camino hacia la Canal de Amuesa pasamos por la Fuente del Tornu, que ya estaba ocupada...
y atravesamos los Llanos del Tornu, en dirección a la famosa Canal de Amuesa.
El sol, que nos acompañó todo el día, ya pegaba fuerte en la subida.
Cada uno a su ritmo fuimos llegando al final.
A estas alturas ya estábamos suplicando porque se acabara pronto la subida
pero todavía quedaba, empezábamos a vernos muy altos.
Salvada la Cuesta del Trave seguimos en dirección al refugio siguiendo unas veces sendero y otras los jitos que nos van marcando el camino.
Y dándonos cuenta de lo insignificantes que somos.
Hacia el final de los Cuetos del Trave, en el lugar marcado con el círculo, hay colocadas cuerdas de seguridad.
Ya podían poner una de esas en Horcados Rojos.
Después de la trepada, estaba la inmensidad ¡Vaya día!
Y el destino
