¡Muerte natural! ¡Quién lo diría! El chico de la limpieza se lo encontró en el estudio con la cabeza destrozada y la sangre y los sesos esparcidos por toda la habitación. La policía no encontró ningún arma y cuando todo el mundo pensaba que se trataba de un asesinato, el forense lo resolvió de un plumazo.
La autopsia fue determinante, el estudio de los huesos del cráneo evidenció que no había señal alguna de haber sufrido impacto exterior, simplemente su cerebro había explotado. Causa oficial de la muerte: exceso de conocimientos. Así murió aquel hombre desconocido de voz tan familiar, el doblador de documentales.
Muy bueno. Muchas personas para un sólo cerebro.
ResponderEliminarAbrazo
Y pensar que muchos que aún tienen el cerebro de paquete, sin apenas uso. ¡Que pena con la voz que tenía!
ResponderEliminarConozco yo un hostelero que puede morir de cualquier causa menos de la que mató al protagonista.
ResponderEliminarEs mas como no le expliques el relato y los comentarios no se va a enterar.
Por cierto muy bueno
Si hubiese sido un político, en vez de sangre y sesos hubieran encontrado serrín. El forense hubiera llegado aun más rápido a la conclusión de que se trataba de un derrame cerebral.
ResponderEliminarFermin:yes buen chaval,pero.....muy malu.
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