La Colegiata de San Juan Bautista, que durante años fue testigo de mis diarias idas y venidas, luce ahora mejor que cuando era niño. Por aquel entonces, tanto ella como el Palacio de los Condes de Revillagigedo estaban sumidos en el abandono, con la piedra oscurecida y erosionada, los cristales rotos y las verjas oxidadas.
Me pregunto ¿qué recuerdo guardará de mi? ¿se acordará de todos los que ve pasar? ¿dormirá por las noches? (Difícil lo tiene los fines de semana)
Salí de casa como todas las mañanas, pulsé el botón de llamada del ascensor y esperé. Con la mirada puesta en el suelo oí el ruido del motor, de las poleas que giran y de los cables. Seguí esperando hasta que el tiempo se me hizo demasiado largo, entonces, levanté la cabeza y descubrí que donde debería estar la puerta del ascensor sólo había una pared. Sentí la angustia de no saber donde estaba y miré alrededor, no reconocí la planta del edificio, mi corazón se aceleró y ... desperté.
Lo consultaré con el interpretador de sueños, pero mientras tanto escucharé este maravilloso Dream a Little Dream Of Me de Louis Amstrong y Ella Fitzgerald
Si fuera niño miraría al horizonte disfrutando de la belleza del mar y de las olas que rompen el azul, pero como no lo soy, desde más atrás miro al niño pensando si un día no tendrá que cruzar ese mar como hace generaciones hicieron otros que le precedieron.