No podía dormir. Se levantó, se vistió y salió a caminar, lo hizo sin rumbo durante horas, avanzando en la noche sin luna, y sólo cuando sintió el crujido de las ramas y un mullido colchón de hojas bajo sus pies reparó en que no conocía el lugar y, se asustó. Todos los miedos de la infancia le miraron a los ojos cuando se encontró en aquel lugar irreconocible totalmente a oscuras. Sintió su respiración, el pálpito acelerado de los latidos de su corazón y el frío, escuchó el rumor de las hojas mecidas por el viento y se zafó como pudo de las extremidades de madera que intentaron abrazarlo. El bosque vive de noche, cientos de ruidos, unos a lo lejos, otros más cerca, llegaban a sus oídos, sudaba pánico. Intentó tranquilizarse. Desorientado, sin atreverse a moverse buscó una salida imposible. Al fin, a lo lejos vislumbró una luz tenue, un resplandor anaranjado que aparecía y desaparecía intermitente. Tanteando el terreno con pasos inseguros se dirigió hacia la luz. Al acercarse lo vio. Frente a la pequeña hoguera, sentado junto al fuego, un viejo, vestido con un sucio abrigo y un gorro de lana, alzaba las palmas de las manos buscando templar el cuerpo. El caminante insomne se detuvo a una distancia prudente y haciéndose presente en la espesura, con voz temblorosa saludó al Viejo. No pretendía asustarlo.
-Buena noche -dijo.
-Buena noche. Se bienvenido. Ven, siéntate ya que has venido para quedarte -afirmó el Viejo sin inmutarse. La presencia no le era extraña.
- No, sólo estoy buscando una salida ¿puede ayudarme?
-Lo haría si tuvieras las respuestas.
-¿Respuestas? ¿A qué?
-Ahora lo verás. Si quieres salir del bosque tendrás que responder, es la norma.
Sin entender nada el Caminante se preparó y escuchó con resignación, y el Viejo planteó una pregunta que encerraba muchas preguntas.
-¿Cómo es tu mundo perfecto? Quiero saber como sería tu mundo, y de la respuesta dependerá que salgas de este lugar para seguir viviendo tu vida imperfecta. Imagínatelo, imagínate que eres Dios, crea un nuevo mundo y dime como sería. Todo vale, pero mi propuesta es que trates de crear un mundo perfecto.
Y ante el asombro del Caminante el anciano prosiguió preguntando como si recitara una extraña letanía repetida cientos de veces, miles de veces.
-¿En tu mundo estaría negado el progreso? ¿Habría muchas razas o sólo una? ¿Habría fronteras o una nación única? ¿Quién gobernaría? ¿Sería necesario? ¿Sería una Torre de Babel? ¿En tu mundo perfecto, existirían humanos? ¿Sólo hombres? ¿Sólo mujeres? ¿Cómo se reproducirían? ¿Prefieres la partenogénesis, la reproducción asexual? ¿Habría ciudades? Puedes limitar el número de habitantes ¿serían pequeñas o grandes? ¿Cómo entenderían la muerte? ¿Enfermarían? ¿Desaparecerían? ¿Habría orden? ¿Quién lo impondría? ¿Seguirían existiendo buenos y malos en tu mundo perfecto? ¿Qué moral?...
Y así siguió preguntando hasta el infinito porque la noche era eterna y al Caminante se le ocurrieron muchas respuestas y ninguna era buena.
-Buena noche -dijo.
-Buena noche. Se bienvenido. Ven, siéntate ya que has venido para quedarte -afirmó el Viejo sin inmutarse. La presencia no le era extraña.
- No, sólo estoy buscando una salida ¿puede ayudarme?
-Lo haría si tuvieras las respuestas.
-¿Respuestas? ¿A qué?
-Ahora lo verás. Si quieres salir del bosque tendrás que responder, es la norma.
Sin entender nada el Caminante se preparó y escuchó con resignación, y el Viejo planteó una pregunta que encerraba muchas preguntas.
-¿Cómo es tu mundo perfecto? Quiero saber como sería tu mundo, y de la respuesta dependerá que salgas de este lugar para seguir viviendo tu vida imperfecta. Imagínatelo, imagínate que eres Dios, crea un nuevo mundo y dime como sería. Todo vale, pero mi propuesta es que trates de crear un mundo perfecto.
Y ante el asombro del Caminante el anciano prosiguió preguntando como si recitara una extraña letanía repetida cientos de veces, miles de veces.
-¿En tu mundo estaría negado el progreso? ¿Habría muchas razas o sólo una? ¿Habría fronteras o una nación única? ¿Quién gobernaría? ¿Sería necesario? ¿Sería una Torre de Babel? ¿En tu mundo perfecto, existirían humanos? ¿Sólo hombres? ¿Sólo mujeres? ¿Cómo se reproducirían? ¿Prefieres la partenogénesis, la reproducción asexual? ¿Habría ciudades? Puedes limitar el número de habitantes ¿serían pequeñas o grandes? ¿Cómo entenderían la muerte? ¿Enfermarían? ¿Desaparecerían? ¿Habría orden? ¿Quién lo impondría? ¿Seguirían existiendo buenos y malos en tu mundo perfecto? ¿Qué moral?...
Y así siguió preguntando hasta el infinito porque la noche era eterna y al Caminante se le ocurrieron muchas respuestas y ninguna era buena.