Sin apurarnos mucho, puesto que esta última etapa no era larga y porque llegados al final siempre sobrevuela esa agridulce y contradictoria sensación de por un lado desear alcanzar la meta y por otro el de retrasar en lo posible ese instante para degustar al máximo cada momento, salimos de Dílar.
A la salida, rellenando los bidones y los camel en esta original fuente con la receta de la Cazuela Dehesa.
El calor se dejó sentir desde el principio. Comenzamos sobre nuestras últimas pedaladas del día anterior y tras pasar el puente sobre el río Dílar y dar cuenta del primer repecho, atravesamos una bonita zona flanqueados de almendros y olivos.
En este principio de calor y dureza inesperada, con las piernas cansadas del esfuerzo de la víspera y el acumulado de la semana todo se conjugaba para que la ruta tuviera un comienzo tranquilo, y a más tras una caída de Carlos que le dobló la patilla del cambio, una pieza para la que no teníamos repuesto. Después de ver en los últimos días un par de roturas de esa pieza creo que va a ser algo que añada en futuros viajes.
Entre olivos y almendros bajo un sol de justicia
Con cambios de paisajes constantes a medida que avanzábamos y nos internábamos en el parque nacional, rodábamos ahora entre pinares por una buena pista que nos llevaría al Mirador de los Alayos, desde donde admiramos una perspectiva distinta de la cordillera que atravesáramos el día anterior.
El Cerro del Trevenque, al fondo.
Y una parada para contemplar otra vista de los Alayos.
Por buena pista en ascenso constante llegamos a la Casa Forestal de La Cortijuela donde hicimos un pequeño descanso y aprovechamos a recargar agua.
Después de la parada tenemos que descender unos metros para coger el camino que en ascenso nos lleva al Collado Ruquino e iniciar un largo descenso por una pista de arena hasta el fondo del Barranco de La Dehesilla del que hay que salir remontando duras rampas.
Un paisaje espectacular que además nos brindó una vista para nosotros insólita de la estación de esquí de Sierra Nevada. Una ciudad en las alturas.
Dejando atrás el Barranco de la Dehesilla el siguiente paso, ya por un terreno más favorable, fue el cruce del río Monachil por la Central de Diechar.
Y aunque es bonito y refrescante cruzar ríos, ya se sabe lo que toca a continuación, toca subir.
El siguiente punto destacable de la etapa fue el cruce con la carretera de Sierra Nevada. Llegamos al cruce con la carretera que sube a la estación de esquí y paramos a comer unos bocadillos de tortilla mientras veíamos un interminable desfile de vehículos de todo tipo, tanto deportivos como pesados, con matrículas extranjeras, sobre todo alemanas que subían y bajaban. La carretera a la estación de Sierra Nevada es muy utilizada por los fabricantes de vehiculos para realizar pruebas de rendimiento ya que en pocos kilometros se sube desde la cota cero en Granada a los casi 3000 m. en la Hoya de la Mora.
Tras la parada, y unos metros más de ascenso, fue un alivio salir de la transitada carretera y coger la que por detrás del Centro de Visitantes del Dornajo nos llevaría en un descenso largo, pendiente y repleto de curvas hasta el fondo del valle y el cruce con el río Genil.
Ya estaba hecho, sin darnos cuenta nos veíamos en el punto donde se cerraba el track que habíamos abierto hacía una semana.
Estas fotos no son dos fotos más, simbolizan amistad, compañerismo y evocan sufrimientos compartidos, guardan las charlas y las risas y también los silencios de nuestro paso por Sierra Nevada. Porque todos los viajes en bicicleta dejan su huella en las piernas, pero también en el corazón.
El siguiente ya está en marcha.
Que suerte de ruta ymejor todavía que vamos a repetir
ResponderEliminarAcabamos una y ya con la mente puesta en la siguiente. Cada viaje es diferente, sensaciones nuevas y reencontradas, pero que no cambie nunca esa calidez humana que nos acompaña allá donde vayamos.
ResponderEliminarCharlynos
Pues nada, ahora a vosotros os toca preparar la siguiente y a nosotros esperar por la crónica de ella. Se hará larga la espera para ambas partes pero merecerá la pena, seguro.
ResponderEliminarVeo que sigues dándole al pedal. Disfruta.
ResponderEliminarSaludos