La cuarta etapa entre las aldeas de Castelo Novo y Dornelas do Zézere, era el primer contacto con la montaña de lo que llevábamos de ruta, dejábamos atrás el olor a jara y la vista de los alcornocales para respirar eucalipto y rodar a un ritmo más lento y elevado de pulsaciones entre pinares y molinos de viento. Era la etapa marcada como la de los aerogeneradores, una etapa corta de cincuenta kilómetros que nos llevó la mañana y nos permitió por primera vez pasar la tarde de descanso.
Como acostumbrábamos a madrugar, Alice nos había dejado preparado el desayuno en el salón. El día anterior nos había dado las instrucciones precisas para el uso de la cafetera. Después del pequeño almuerzo repetimos las rutinarias operaciones de engrase y estiba del equipaje y nos ponemos en marcha.
No habíamos salido del pueblo y pinchazo de Eugenio.
La foto del grupo
y las primeras pedaladas
Sin nada que reseñar, por buenos caminos y algún que otro tramo por carreteras secundarias (de tráfico practicamente inexistente), llegamos a S. Vicente da Beira donde nos aprovisionamos en el supermercado y a Javi se le apareció la virgen.
La virgen en cuestión tenía bigotes y gorra de paño a pesar del calor que hacía ya a esas horas (eso es lo de menos porque en el mismo sitio pudimos ver a otro que además vestía anorak), pero lo que realmente le revestía de ese aura mística y mariana era la bomba de pie que llevaba cruzada sobre la espalda como quien lleva una escopeta de caza. Al circular por lugares apartados y por núcleos de población pequeños no nos habíamos encontrado con ninguna gasolinera donde poder hinchar como es debido la rueda que Javi pinchó el primer día cuando un clavo le atravesó la cubierta tubeless, la amabilidad de nuestros vecinos portugueses puso remedio al problema y pudimos oír el restallar de la cubierta al talonar correctamente sobre la llanta.
Dejando atrás S. Vicente da Beira vamos fijando la vista en las montañas que se aparecen frente a nosotros, cuando el asfalto se estrecha ya se sabe que viene después...
Los primeros desniveles y la selección natural
Fran, Eugenio, Junco...tanto monta, monta tanto. Siempre en cabeza.
La última foto del grupo antes de salir de la sombra de los "piñeiros" y afrontar una subida dura durísima por una especie de cortafuegos que nos llevaría hasta los aerogeneradores.
Fran, potentísimo, abriéndose paso. Y eso que el peso de la bicicleta y de lo que llevaba en las alforjas era tremendo.
Con paciencia y arrastrando las bicis monte arriba. Son las fotos que menos nos gustan, pero a menudo las que nos ofrecen las mejores recompensas.
Habíamos salvado lo peor pero aún quedaban kilómetros por delante para sufrir. Fuimos siguiendo la sierra que se ve a nuestras espaldas en esta foto, una sucesión de toboganes en los que había que bajar con precaución por pistas de piedra granítica nada cómodas y afrontar unos buenos repechos acompañados del calor y del polvo que levantaron algunas furgonetas que casi nos pasaron por encima.
En este punto ya teníamos carretera por la que descender cómodamente pero como somos bikers hay que buscarlo un poco más difícil.
Aquí, bajando por esta buena carretera, pensábamos que todo estaba hecho...
pero aún nos quedaba desviarnos hacía la sierra. Una subida y de las buenas.
Y un descenso vertiginoso hasta Dornelas do Zézere, pequeño pueblo a orillas del río Zézere.
El alojamiento en el pueblo fue en una casa de turismo rural, un tanto especial. Es como un pequeño hotel donde se distribuyen varias habitaciones y que ocupamos como si no hubiera nadie más, aunque llegamos a descubrir que no estábamos solos. Y es que los portugueses son muy silenciosos. El alojamiento que nos resultó muy económico lo podéis ver en la web de Dornelas
La cena la preparamos en la misma casa con unas compras en el supermercado y la carnicería, y unos huevos regalados por una amable vecina. Un buen festín.
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Buuuuuaaaahhh, que recuerdos¡¡¡¡ Sigue, sigue, la 5ª please....
ResponderEliminarQue guapa actividad estáis realizando
ResponderEliminarEso si, dura, dura!!!
Esas cuestas hasta llegar a los aerogeneradores! y cuando pensabais en la carretera que lo peor ya estaba, toma otra vez pista y p'arriba!!!!!
Me gustó mucho, un saludo
Te estoy siguiendo la huella! Tremenda aventura! Qué buen diario de viaje.
ResponderEliminarTe sigo a la distancia!
Abrazo Jose!!!
Que lejos nos quedan aquellos calurosos dias. Gracias por refrescarme la memoria amigo
ResponderEliminarJajajaja. La virgen de San Vicente da Beira. Este javi es un suertudo. O es que este señor se lo mandaron desde su taller de confianza tras un telefonazo desde la Blackberry? Javi eres un dandy y nunca defraudas a tus fans..Esa zona montañosa me recuerda ligeramente a los Ancares. Tiene pinta de haber sido durilla. Las fotos son geniales José, como siempre.
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