miércoles, 26 de septiembre de 2012

Dornelas do Zézere - Alvoco das Varzeas. Etapa 5. Ruta Aldeas Históricas. G. R. 22. Portugal.

Con esta etapa cruzábamos el ecuador de la ruta y empezábamos la cuenta atrás. El perfil del día nos venía marcado en dos mitades: una primera parte hasta Covança de unos 27 kms. y poco más de 1000 m. de desnivel y una segunda entre Covança y Vide, que alargamos hasta Alvoco das Varzeas por tener allí reservado el alojamiento para esa noche. En total 60 kms. y un desnivel de 1900 m. en lo que era la segunda jornada de montaña y antesala de la etapa reina en la que ascenderíamos a la Sierra de la Estrela.

Después de dar cuenta de toda la compra que habíamos hecho el día anterior pensando en el desayuno, nos ponemos en marcha. La mañana estaba fresca pero la primera rampa hizo que el frío se notara menos.







Los primeros kilómetros del  día, siempre en ascenso, transcurrieron por buenas pistas entre pinares y ocalitales, y en general, con pendientes moderadas.


Desde éste cordal divisábamos la imagen que está más arriba, la de la explotación minera de Barroca Grande, dedicada a la extracción de Wolframio.


Atravesamos muy pocos núcleos habitados. Uno de ellos nos lo encontramos después de un buen descenso, era la aldea de Meas, por la que pasamos sin detenernos. A la vista de las piscinas municipales, Fran hizo el chiste tonto del día: "Nunca me bañaría en la piscina de un pueblo que se llamara Meas".

Tras el descenso tocaba subir, primero por carretera y después por una dura pista entre una climatología cambiante. Del sol pasamos a la niebla y al aire frío de la montaña.

La primera parada la intentamos sin éxito en Covança, un pequeño pueblo en el que fuimos incapaces de tomar un café. Si en España primero se abre el bar y alrededor se funda el pueblo, en Portugal, está claro, no es lo mismo. 



Rodamos por carreteras solitarias de buen firme y preciosos paisajes hasta Fornea.

Donde asaltamos al panadero ambulante y hacemos un nuevo descubrimiento: bollos de pan a 12 céntimos. No habían pasado ni cien metros cuando encontramos esta fuente y empezamos a aligerar las alforjas de Fran.


Fornea

Fue una suerte hacer la parada para reponer fuerzas porque después nos encontramos con un puertecillo de montaña que no estaba nada mal. Subiendo, cada uno con sus fuerzas, llegamos a la entrada de una pista con fuerte pendiente y piedra suelta que obligó a hacer un esfuerzo extra.




La dirección que llevábamos es la que marca el panel de abajo, Piodao 4x4, más claro que el agua.

Pero no llegábamos hasta Piodao, desde la ladera de enfrente veíamos sus casas de pizarra y nos introducíamos en otro estupendo cordal a media ladera por el que seguir a buen ritmo.






El descenso final hacia Vide transcurrió por una pista o cortafuegos de esos en los que vale más no pensar, yo me pegué a la buena rueda de Javi y Eugenio hizo lo mismo con la mía, después Junco, Fran y Jose, que hizo lo más difícil, volver a subirse a la bicicleta en mitad de la bajada. La verdad es que las fotos no dan medida del desnivel, desde arriba se veía bien distinto.



Eran las dos y veinticinco de la tarde cuando llegamos a Vide y nos sentamos a preparar nuestra comida a base de bocadillos en el pequeño bar de la fotografía. La segunda etapa de montaña se acababa (a falta de recorrer los siete últimos kilómetros hasta Alvoco das Varzeas), en buena hora, con buen ánimo y las fuerzas intactas.

Resultó muy bien acabar el pedaleo pronto para poder disfrutar del alojamiento de ese día, La Quinta da Moenda, un alojamiento rural que con mucho gusto sus propietarios holandeses Hans y Josephine han rehabilitado aprovechando los edificios que formaban un molino y una pequeña destilería.







Fran y Eugenio se merecen un reconocimiento especial, porque salir esa tarde de la piscina para ir hasta el pueblo a hacer la compra para la cena tuvo mucho mérito, como cualquiera puede entender.

La Quinta da Moenda, un remanso de paz, un pequeño paraíso como cada uno de los que íbamos descubriendo día tras día. La única nota negativa fue abrir la wifi después de dos días sin noticias y encontrarnos con los anuncios de los recortes: la subida del IVA, la supresión de la paga extra de Navidad...en fin, esas cosillas que hacen que uno piense lo bien que se está cuando no se tiene teléfono, ni televisión, ni periódico. 

En cualquier caso, nada de lo que nos acordáramos al día siguiente, íbamos a disfrutar y así lo hicimos.



2 comentarios:

  1. Estupendo!!! Pero que el paisaje y los pueblos parecen de cuento!!!
    Espero la continuación!!!
    Abrazo enorme!

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  2. Preciosas fotografías, preciosos paisajes, impecable narrativa. Una experiencia inolvidable e irrepetible a buen seguro. Casi hasta se puede percibir el aroma a naturaleza.Todo un lujo, me encanta.

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