En ésta segunda parte de la Gran Pedals no pudimos contar con Javi que por circunstancias inesperadas tuvo que volver a Gijón, así que el cuarteto se quedó en trío. Continuamos Carlos, Jose y el que escribe. Empezamos la etapa que nos adentraría en la Occitania con buen tiempo y un problema en el gps de Carlos que hacía que se apagase en cuanto abría el track, así pues nos guiaríamos con los roadbook y el mapa del recorrido que nos habían facilitado en Pedales.
Tras estos contratiempos de inicio, salimos de Vielha ganando altura por carretera para perderla luego bajando por unos senderos empedrados y mojados hasta Aubèrt donde tomamos un camino ligeramente cerrado que en ascenso sobre la carretera N-230 nos lleva dirección Arròs.
Seguimos por una carretera bonita y sin tráfico, en ascenso, llevando el río Varradòs, que baja con un torrente espectacular, a nuestra izquierda.
Más adelante dejaríamos la carretera para seguir por un cordal hasta Arres de Sus y bajar de nuevo por el asfalto hasta Bossost desde donde afrontaríamos la subida al Col del Portilhon.
Esos incómodos primeros kilómetros.
Seguimos por una carretera bonita y sin tráfico, en ascenso, llevando el río Varradòs, que baja con un torrente espectacular, a nuestra izquierda.
Empezábamos a disfrutar dando pedales cauce arriba del Varradòs.
Y seguimos haciéndolo por este cordal hasta Arres de Sus.
Más adelante dejaríamos la carretera para seguir por un cordal hasta Arres de Sus y bajar de nuevo por el asfalto hasta Bossost desde donde afrontaríamos la subida al Col del Portilhon.
Bossost, entre los árboles.
Los primeros cuatro kilómetros son por carretera, los subimos fácil cruzándonos con muchos ciclistas de carretera y después nos salimos para coger una pista empedrada, dura al principio que se va suavizando. Es una subida sin apenas descanso entre mucha vegetación que nos hace sudar a base de bien. En esa subida nos detenemos a comer un poco y seguimos hasta salir por encima del Portilhon.
Los primeros kilómetros del Portilhon.
Y por la frondosa pista que nos llevaría hasta el Col.
Un ciclista inglés nos inmortaliza y tras una breve charla iniciamos el descenso hasta Bagnères de Luchon, primero por carretera hasta que nos desviamos para tomar una pista y más tarde un sendero por el que haríamos todo el descenso. Atravesamos un bosque alfombrado de hojas secas, en ocasiones con tramos de fuerte pendiente y piedras, y en su última parte con unas zetas fuera de mi alcance.
Sellamos el roadbook en Bagnères de Luchon y nos abstenemos de parar más tiempo porque después de la sorpresa del segundo día en el camino de Espot a Son, ya no nos fiamos. Hacemos bien porque en la salida de la localidad afrontamos un sendero estrecho con una subida de inicio muy fuerte, en el que hay que portear en ocasiones y por el que progresamos más lento de lo que nos gustaría.
Nos empieza a llover cuando estamos llegando a St. Aventin, estábamos clamando por agua y justo cuando encontramos una fuente nos cae desde el cielo un diluvio. Decidimos seguir por carretera lo que nos queda y salimos en ascenso durante unos metros en dirección al Col del Peyresourde, tras consultar el mapa vemos que estamos equivocados y damos la vuelta para cambiar de valle ya que nosotros debemos ir hacia el Port de Balès. Así iniciamos un largo y lluvioso ascenso por carretera hasta la Bourg d'Oueil.
El merecido e inolvidable alojamiento de Le Saupin Fleuri sería nuestro esperado, o debo decir inesperado, destino.
Nos empieza a llover cuando estamos llegando a St. Aventin, estábamos clamando por agua y justo cuando encontramos una fuente nos cae desde el cielo un diluvio. Decidimos seguir por carretera lo que nos queda y salimos en ascenso durante unos metros en dirección al Col del Peyresourde, tras consultar el mapa vemos que estamos equivocados y damos la vuelta para cambiar de valle ya que nosotros debemos ir hacia el Port de Balès. Así iniciamos un largo y lluvioso ascenso por carretera hasta la Bourg d'Oueil.
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