Remonto el río, me interno tierra adentro, en lo profundo. Todo es nuevo, desconocido; recorro los meandros, vigilo los bajíos, avanzo en horas lo que a otros lleva meses, penetro en la jungla. Todo es espeso, oigo gritos aterradores, los prefiero a los inquietantes silencios. Sufro el hambre, el calor... El aire es denso, se puede tocar, nos acechan, la selva tiene ojos, después nada, sólo la niebla, la niebla que te abre las puertas, te invita a pasar, se cierra tras de ti. Todo es misterioso, salvaje, peligroso ... nos atacan, la locura, ¡el horror, el horror!. Al final, veré a Kurtz, me espera en "El corazón de las tinieblas".
De nuevo Conrad, que bueno.
ResponderEliminarBueno, pues cuentanos que tal kurtz
ResponderEliminarse divulgaron tantas noticias que me gustaria saber.....
Dios mio nos atacan los charlys... no siento las piernas dios mio no las siento... no puedo pedalear.
ResponderEliminar¡Sargento Playu emboscada,emboscada! ¿Dóde nos hemos metído?
Para joseoceano. Son azares inesperados y bien recibidos los que hacen que alguien cite a Lord Jim en la víspera de una entrada sobre otra de las novelas de Conrad. Da gusto con seguidores así. Conste que las dos entradas estaban programadas desde hace días.
ResponderEliminarPara Anónimo. Las dos mejores opciones para conocer a Kurtz, son ver Apocalypse Now o bien leer "El Corazón de las Tinieblas". Te diré lo que ya sabía, que cualquier persona, por muy normal que sea, sometida a circunstancias extremas en las que su vida puede depender de su inteligencia y/o determinación, pierde de referencia los valores morales que le han servido de guia, para convertirse en aquello que citó Plauto:"El hombre es lobo para el hombre". En la novela de Conrad, Kurtz era una persona que acabó siendo un Dios.
Para Roberto. Contigo, el sargento playu y La Sombra podrián rodar sin problema una secuela de Predator.
Como decía, que bueno que Kurtz o Lord Jim campen a sus anchas a través de Marlow o de quien sea. Es reconfortante para mi ver como los fantasmas de estos hombres han calado en otros hombres, ajenos a aquellos pero tan cerca al mismo tiempo. Aún caminamos en busca de Kurtz y lo hacemos mediante Jim, nuestro Lord Jim.
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