martes, 18 de febrero de 2014

Peña Castil y la Cueva de Hielo.

Aunque no la posteé antes por darle continuidad al relato de la Transnevada, esta salida por Picos es de principios de septiembre.

Con Armando, Cheli y Leo, me voy a Peña Castil y a la Cueva de Hielo. Un pequeño madrugón de esos que merecen la pena y rumbo a Sotres. Dejamos el vehiculo junto a los Invernales del Texu y comenzamos a caminar en dirección a Pandébano. Nos vamos hasta el refugio de la Terenosa y comenzamos a ascender en busca del sendero del canal de las Moñas, al principio cada uno vamos progresando por donde  mejor podemos hasta dar con él. Y ya sin problema lo seguimos hasta el collado.


 Remontando desde la Terenosa hacia el Canal de las Moñas.

 En la canal, dejando abajo Pandébano.

En la última parte, llegando a la majada de las Moñas


donde fuimos rodeados y asaltados por un rebaño de cabras bandoleras que nos registraron hasta las mochilas.

En la majada, con Cabezo de Tortorios al fondo, que es a donde nos dirigimos cruzándolo a media ladera hacia la derecha.


Aprovechando que nos encontramos con una pareja de Nueva Zelanda, ahí es nada, nos hacemos una foto de grupo con el Urriellu de fondo.



Bordeando Cabezo de Tortorios para salir a la Horcada de Camburero

Una vez abajo sólo nos queda el ascenso a la mole de Peña Castil

Una vista atrás para ver como ganábamos altura



Armando y Cheli en el último tramo.

Foto de cumbre y estupenda vista del Urriellu y del Torrecerredo a su izquierda.

Destacando sobre el Cuchallón de Villasobrada, Peña Vieja y los Tiros Navarros. Y a la derecha Torre del Carnizoso.

Al fondo a la derecha del Urriellu, el Neverón, la Horcada Arenera y los Cuetos del Albo.

Hicimos la comida en la cumbre, con buena temperatura y sin aire, e iniciamos el descenso en busca de la Cueva de Hielo en la que ninguno habíamos estado antes.


Antes pasamos por este enorme nevero con túnel incluido

Y dejándolo atrás se nos aparece la boca de la cueva, donde la casualidad hizo que nos encontráramos con caras conocidas.








La Cueva de Hielo, un lugar sorprendente, una cámara frigorífica en el verano de Picos. Difícil imaginar algo así sin apoyarse en las imágenes. Preciosa.

La vuelta para que la ruta nos saliera circular la hicimos bajando por la Horcada de Camburero hacia el Fresnedal y las Vegas de Sotres. Un descenso tan bonito como cruel para mis rodillas.



Bajando por el Fresnedal con la espectacular canal del Jierru en frente.


jueves, 13 de febrero de 2014

Gran oleaje en Gijón

Aunque han pasado ya unos días el mar no da tregua y las ciclogénesis se suceden. El temporal sigue golpeando con fuerza y las olas dejando su huella en el sólido muro del paseo de San Lorenzo. Las cámaras de fotos se recrean en el gran espectáculo y a todas horas se ve a la gente inmortalizando un mar que siempre ha estado ahí como si nadie fuera capaz de discernir ya lo habitual de lo extraordinario entre tanta avalancha de agua y espuma. Lo cierto es que lo extraordinario lo vio en directo muy poca gente, en estos vídeos os podréis hacer una idea de como la mar irrumpía en la ciudad.

Vídeos hasta ahora inéditos que me pasa mi amigo Jesús de la pleamar de las seis de la madrugada del día 2 de febrero grabados desde su privilegiada atalaya sobre el Cantábrico a la altura de la escalera 9. 




sábado, 1 de febrero de 2014

Transnevada. Etapa 7. Dílar- Güejar Sierra. Final.

Sin apurarnos mucho, puesto que esta última etapa no era larga y porque llegados al final siempre sobrevuela esa agridulce y contradictoria sensación de por un lado desear alcanzar la meta y por otro el de retrasar en lo posible ese instante para degustar al máximo cada momento, salimos de Dílar.

A la salida, rellenando los bidones y los camel en esta original fuente con la  receta de la Cazuela Dehesa.

El calor se dejó sentir desde el principio. Comenzamos sobre nuestras últimas pedaladas del día anterior y tras pasar el puente sobre el río Dílar y dar cuenta del primer repecho, atravesamos una bonita zona flanqueados de almendros y olivos.

En este principio de calor y dureza inesperada, con las piernas cansadas del esfuerzo de la víspera y el acumulado de la semana todo se conjugaba para que la ruta tuviera un comienzo tranquilo, y a más tras una caída de Carlos que le dobló la patilla del cambio, una pieza para la que no teníamos repuesto. Después de ver en los últimos días un par de roturas de esa pieza creo que va a ser algo que añada en futuros viajes.



Entre olivos y almendros bajo un sol de justicia



Una buena subida asfaltada hasta cruzar el pórtico de hormigón en la zona recreativa de Gójar.



Con cambios de paisajes constantes a medida que avanzábamos y nos internábamos en el parque nacional, rodábamos ahora entre pinares por una buena pista que nos llevaría al Mirador de los Alayos, desde donde admiramos una perspectiva distinta de la cordillera que atravesáramos el día anterior.



El Cerro del Trevenque, al fondo.

Y una parada para contemplar otra vista de los Alayos.


Por buena pista en ascenso constante llegamos a la Casa Forestal de La Cortijuela donde hicimos un pequeño descanso y aprovechamos a recargar agua.

Después de la parada tenemos que descender unos metros para coger el camino que en ascenso nos lleva al Collado Ruquino e iniciar un largo descenso por una pista de arena hasta el fondo del Barranco de La Dehesilla del que hay que salir remontando duras rampas.






Un paisaje espectacular que además nos brindó una vista para nosotros insólita de la estación de esquí de Sierra Nevada. Una ciudad en las alturas.


Dejando atrás el Barranco de la Dehesilla el siguiente paso, ya por un terreno más favorable, fue el cruce del río Monachil por la Central de Diechar.

Y aunque es bonito y refrescante cruzar ríos, ya se sabe lo que toca a continuación, toca subir.



El siguiente punto destacable de la etapa fue el cruce con la carretera de Sierra Nevada. Llegamos al cruce con la carretera que sube a la estación de esquí y paramos a comer unos bocadillos de tortilla mientras veíamos un interminable desfile de vehículos de todo tipo, tanto deportivos como pesados, con matrículas extranjeras, sobre todo alemanas que subían y bajaban. La carretera a la estación de Sierra Nevada es muy utilizada por los fabricantes de vehiculos para realizar pruebas de rendimiento ya que en pocos kilometros se sube desde la cota cero en Granada a los casi 3000 m. en la Hoya de la Mora.

Tras la parada, y unos metros más de ascenso, fue un alivio salir de la transitada carretera y coger la que por detrás del Centro de Visitantes del Dornajo nos llevaría en un descenso largo, pendiente y repleto de curvas hasta el fondo del valle y el cruce con el río Genil. 

Ya estaba hecho, sin darnos cuenta nos veíamos en el punto donde se cerraba el track que habíamos abierto hacía una semana. 



Estas fotos no son dos fotos más, simbolizan amistad, compañerismo y evocan sufrimientos compartidos, guardan las charlas y las risas y también los silencios de nuestro paso por Sierra Nevada. Porque todos los viajes en bicicleta dejan su huella en las piernas, pero también en el corazón. 

El siguiente ya está en marcha.


Otras cosas

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