viernes, 29 de abril de 2011

El naufragio

Era un buen tipo, reservado, sí, pero buen amigo de sus amigos, un espíritu libre que transitaba por la vida con aire melancólico y depresivo. No era de extrañar, la vida no había sido nunca fácil. Su madre era una mujer enjuta de corazón muy débil a la que el paso del tiempo afectaba de una manera especial, el cuerpo correspondía al paso de cada año colgándole encima las arrugas y los achaques de lustros como una especie de retrato de Dorian Gray que experimentara en su carnes los efectos de las borracheras y pendencias de su marido, un marinero alcohólico de aspecto hosco y voz cavernosa con muy mal beber. Ella murió pronto y él, curtida su piel por el aire del mar del norte y conservado por dentro en alcohol, poco después.

La última vez que lo vi estaba sentado a la entrada de una cafetería tomándose un café con un amigo. Recuerdo que cruzamos saludos y que me preguntó si me había enterado de la muerte de su tío. Le contesté afirmativamente. Un naufragio a la entrada del puerto en una ciudad pequeña siempre tiene garantizado el titular en la prensa local. Empujado por una galerna hacia el arrecife, su tío, el único familiar que le quedaba en el mundo desde que murieran sus padres, pereció ahogado en las mismas aguas que le habían alimentado durante toda su vida.

Meses después y con muy poco margen de tiempo entre los dos acontecimientos me enteré de que había clavado un hacha en la puerta del bar que había debajo de su casa porque la música a todo volumen no le dejaba dormir, días más tarde una sobredosis de pastillas volvía a reunir a toda la familia. Cuando lo supe entendí que la última vez que hablamos lo había hecho con un espíritu, él ya estaba muerto en aquella cafetería, él había muerto junto a su tío en aquel naufragio.

jueves, 28 de abril de 2011

miércoles, 27 de abril de 2011

La puerta guarda el misterio

¿Ocultará la modesta puerta un gigantesco salón, o será el virtuoso peluquero un Eduardo Manostijeras?

Ignoro si la Gran Peluquería sigue funcionando o se limita a encerrar tras su puerta el aroma de colonias, espumas, jabones y bálsamos, como tapón que contiene la fragancia del perfume, pero en cualquier caso: no hay como el olor a viejo de esos lugares donde se detiene el paso del tiempo.

martes, 26 de abril de 2011

En abril, aguas mil

Todo está en los versos de Machado. Si acaso, le faltó recordar a los nazarenos volviendo sobre sus pasos.
Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
y entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana,
zigzaguea
una centella amarilla.
La lluvia da en la ventana
y el cristal repiquetea.
A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.
Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.
Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.
Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.













lunes, 25 de abril de 2011

Alquilo apartamento. Ideal suicidas.

El blog ya tiene dos años, los cumplió el día nueve, aunque se me pasó el cumpleaños. En este tiempo siempre he procurado cumplir con la autoimpuesta obligación de publicar, con más o menos acierto, algo cada día, y aunque exceptué los fines de semana y los festivos, en parte por darme descanso y en todo, por no tener cabeza para tanto, en los últimos días acontecimientos inesperados han alterado mi rutina. Y es que ni los escépticos como yo, estamos libres de vernos convertidos en involuntarios protagonistas de inesperadas historias que pueden llegar a alterar profundamente nuestra monótona existencia.

Y eso mismo, convertirme en protagonista por sorpresa, es lo que me vino a pasar una mañana de hace unos días, una mañana en la que como muchas otras salí a dar un paseo por el centro de la ciudad. No recuerdo cuanto tiempo llevaba caminando cuando unos diez metros después de rebasar la puerta de aquel establecimiento reparé en lo que rezaba el cartel. Me detuve. Dando media vuelta me acerqué para cerciorarme de que mis ojos y mi cerebro seguían funcionando correctamente. Sí, lo había leído de pasada, inconscientemente, pero el anuncio estaba allí, cuatro celos, uno por cada esquina, lo mantenían firmemente pegado al cristal de la puerta de la céntrica tienda de ultramarinos. Lo releí con detenimiento: "Alquilo apartamento. Ideal suicidas. 45 m Tlfno: 666 666 666". La información era de lo más escueta. Al menos el teléfono es fácil de recordar, me dije. Pasé el resto de la tarde imaginándome como sería, ¿tendría menaje?, ¿cuchillos afilados?, ¿unas mesitas con frasquitos de somníferos en sus cajones?, ¿una bañera preparada con su agua calentita y una reluciente cuchilla de afeitar en el borde?, ¿sería la pintura triste y depresiva?, ¿colgaría una cuerda del marco de la puerta del salón?...

Mi curiosidad me puede. Marqué el número nueve veces, tres veces el número de la bestia. Eran las diez de la noche, cuando una voz femenina y grave, pasó a contestarme desde el otro lado del auricular.
-¿Si?
- ¡Hola, buenas noches! Perdone si la molesto (no estaba seguro de que no fuera una broma), la llamo por el anuncio, el del apartamento, ¿es correcto, eso que pone: ideal para suicidas?
- Si, lo es, pero hay que tener un poco de determinación.
- Ya, claro, para eso la determinación es muy importante. ¿Podría darme alguna información más?
- Lo siento, no se facilita ninguna información por teléfono, si está interesado deberá concertar una visita.
- Ya, ¿Podría verlo mañana?
- Si señor. Si está de acuerdo le espero a las once de la mañana en el nº 12 de la C/Piedad, frente a la iglesia de San Salvador.
- De acuerdo, allí estaré.
- Hasta mañana entonces.
- Hasta mañana.

Al día siguiente, puntual como un reloj suizo, me planté en el lugar de la cita. No llevaría ni dos minutos cuando se acercó una chica muy guapa, muy joven, muy rubia. Con una voz que no se correspondía para nada con su apariencía física, pero que pertenecía sin duda a la persona con la que había hablado el día anterior, me preguntó si era yo la persona interesada en el apartamento. Le contesté afirmativamente y me invitó a pasar. Subimos en ascensor hasta la undécima planta. Fuimos todo el tiempo en silencio, cosa que agradecí, su voz me inquietaba profundamente.
Introdujo la llave en la cerradura, la hizo girar dos veces y abrió la puerta. La estancia era luminosa, no era para nada lo que me había imaginado. Esperaba algo gris, oscuro, rancio, y sin embargo me encontraba paredes pintadas en blanco en las que la luz que entraba por las ventanas, rebotaba iluminándolo todo. Un corto pasillo dividía el apartamento en dos mitades. A la derecha un baño y una habitación con tabiques de ladrillos de vidrio, los dos bastante amplios, y a la izquierda una moderna cocina que se integraba perfectamente en un coqueto salón de decoración minimalista. El pasillo terminaba en una puerta acristalada que daba a un balcón muy curioso. Sin duda era aquel balcón el que daba sentido a todo. Al abrir aquella puerta me quedé como colgado del vacío, no era un balcón como los demás, de hecho no había ninguno más en toda la fachada del edificio. Era una prolongación del pasillo que se escapaba de las paredes, un apéndice de un metro y medio de ancho por dos de largo con un cierre metálico que me llegaba a la altura de la cintura. En cuanto lo vi me recordó esas plataformas de las competiciones de salto, con el pequeño detalle de que ni había saltador, ni piscina.

Dejando a un lado la curiosidad del anuncio, que entendí como un reclamo, lo alquilé. Me gustaba. Era ideal para mi, pequeño, moderno, funcional... y el precio, una ganga. La primera semana me encontré muy a gusto, nunca había vivido en un piso tan alto y enseguida empecé a encontrarle ventajas. Era muy cálido, el sol lo atravesaba a diario y los vidrios del pasillo aumentaban esa sensación de calor, si la casa hubiese sido de madera, creo que hubiese ardido. La altura hacía que los sonidos de la calle llegaran atemperados y el sofá, muy cómodo, constituían dos poderosas razones para entregarse a la lectura con fruición. La tercera es que no había televisión.

Dormía como los ángeles, fue poco después cuando empecé a sentirme incómodo. Con el paso de los días la estancia en la casa empezó a hacerse cada vez más agobiante, el sueño era menos profundo y más corto, sudaba y sufría pesadillas. Ya no dormía del tirón. Ya no dormía. Sustituí la cama por paseos arriba y abajo por el pasillo, y alargué el paseo nocturno abriendo la puerta que daba al balcón. Era lo mejor de la casa, necesitaba respirar, y el balcón me brindaba un espacio donde sentir el frescor de la madrugada. En la oscuridad de la noche, con el torso desnudo y los brazos extendidos, me dejaba vencer hacia delante, el asfalto parecía venir a mi encuentro. Tenía la sensación de un águila colgado en un acantilado. Sólo quedaba saltar. Saltar, saltar, saltar...

Ya daba igual el momento del día o de la noche que pasara en la casa, lo único que veía era el pasillo, lo único que veía era aquel balcón que me llamaba. Empecé a convencerme de que el anuncio era cierto, había algo en aquel lugar que oprimía, que agobiaba, algo que no dejaba otra salida que saltar. Sí, sólo quedaba saltar, saltar. Saltar era la salvación.

Una vez que me di cuenta de que la puerta del balcón era una puerta a un mundo mejor, empecé a prepararlo todo. Busqué en el calendario el primer día de luna llena y la víspera me dediqué a serrar la barandilla del balcón para tener la pista despejada, sería como la calle de salto pero sin foso. Llegó el momento, me preparé una cena frugal y esperé. El que la noche fuera cálida me ayudó a escoger el vestuario. Las cuatro de la madrugada me pareció una buena hora, abrí la puerta del balcón y retiré el trozo de la barandilla que había serrado y dejado presentada como si todo siguiera intacto. Me dirigí con paso firme a la puerta de entrada y sin darme tiempo para pensar, me lancé a la carrera. Con el último paso me di todo el impulso del que fui capaz y cerré los ojos. No recuerdo más que la sensación de flotar, la misma sensación que tienes cuando te sujetan por debajo de los brazos y te llevan en volandas. Cuando abrí los ojos me encontré desnudo en la acera del otro lado de la calle. Una sombra entre las sombras y un susurro en el viento acariciaba mis oídos: "No ha llegado tu hora, amigo".
El fin de la historia es muy breve. Para empezar, traté de explicar a la policía que estaba desnudo porque me había lanzado desde el pasillo de un undécimo piso y que, por razones obvias, las llaves las había dejado en la casa. Y ellos, amables y serviciales, se ofrecieron a acompañarme a buscar otras a la casa de la casera, que por lo visto vivía en un edificio enorme y familiar en el que fui recibido por dos individuos de aspecto rudo, vestidos con batas blancas, que se dirigieron a mi por mi nombre y me sujetaron por debajo de los brazos, haciéndome volar por segunda vez en una misma noche.

jueves, 14 de abril de 2011

Senda del oso


Resultaron 80 Km., nada sospechosos por la Senda del Oso. Que no sean sospechosos lo garantiza la compañía, que no para ni para hacer fotos. Después de un accidentado inicio de mañana que me sirvió para constatar que somos gente de campo, y ante la imposibilidad de estacionar en Oviedo para aprovechar la Senda Verde que enlaza con la Senda del Oso, nos acercamos hasta Trubia desde donde empezamos la maratoniana mañana. A buen ritmo, o eso me parecía, hicimos el recorrido que discurre hasta Entrago. Después, dando media vuelta hasta Caranga, cogimos el otro ramal que se prolonga, y esto para mi era nuevo, por encima del embalse de Valdemurio hasta un poco más allá de Quirós (se pasa por delante del museo etnográfico). La vuelta duró lo justo para llegar a casa y comer a una hora todavía prudente.
Ya era hora de rodar por auténticos falsos llanos.

martes, 12 de abril de 2011

Los Lagos de Saliencia


El domingo volví a Somiedo, lo encontré muy cambiado con respecto a como estaba hace unos pocos días cuando subí a los Albos. El domingo hacía frío, el cielo se encontraba cubierto por nubes oscuras que corrían veloces empujadas por el viento, el color blanco ya no predominaba, y los lagos ya no estaban helados. Todo contrastaba como un negativo con como estaba la misma zona la semana pasada en un día de sol espectacular, sin nubes, con nieve abundante y los lagos convertidos en pistas de hielo.

La familia quería ver de cerca y al natural lo que primero habian visto en fotos. Lo comprendo, a mi me pasa lo mismo con todas las infinitas fotos de sitios espectaculares que pasan por delante de mi retina, la lástima es que la mayoría están demasiado lejos. No como estas que las puedo disfrutar a las dos horas de salir de casa.

En principio barajé la opción de ir desde Valle del Lago hasta el Lago del Valle, pero finalmente me decanté por ofrecer un tres por uno. Para no hacer la ruta demasiado corta en lugar de subir a La Farrapona por Saliencia, opté por pasar por Puerto Ventana al pueblo leonés de Torrestío y hacer la ruta clásica. Con bastante frío y viento, infinita y necesaria paciencia, y no sin preocupación por la inestabilidad que presentaba el día, llegamos al Alto de la Farrapona y nos internamos en la pista que lleva a los lagos de Saliencia.

Al final hubo suerte y el tiempo aguantó, permitiéndonos disfrutar tranquilamente de las vistas del lago La Cueva, el Cerveriz, el Calabazosa y los Picos Albos. Otro día, espero que con tiempo más agradable, habrá que volver para ver el lago del Valle.

lunes, 11 de abril de 2011

La ferrata de la Hermida


Este pasado y montañero fin de semana empezó el sábado en Cantabria, concretamente en La Hermida. Iba a conocer la vía ferrata que tienen allí instalada.
Las vías ferratas son recorridos verticales y horizontales expuestos que se equipan con cables, pasamanos, puentes, cadenas, tirolinas y todo lo necesario para que los no habituales a la escalada puedan realizar con seguridad rutas de difícil acceso. En internet se pueden encontrar fotos y vídeos espectaculares de vías ferratas. Como éstas de Regina de Peramola, en Lérida, que según dicen es una de las mejores de España. Joserra y Marta que nos oficiaron de guías en La Hermida, a Jose y un servidor, me darán buena información a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa.
La ferrata de la Hermida, es más apta para todos los públicos y como iniciación está muy bien, te familiarizas con el uso de los mosquetones y te habitúas a la altura. Me pareció bonita y recomendable, y haciéndola completa hasta la espectacular Cueva Ciloña, resulta una ruta de unas cinco horas, que no está mal.
Una pena que en Asturias con las posibilidades que hay no se adopten iniciativas como esta. Se atraería turismo y se acercaría a mucha gente a un mundo nuevo, ese en en el que no hay suelo bajo los pies.
Toda la información en www.ferratalahermida.com

viernes, 8 de abril de 2011

La foto del satélite


Son los ojos que nunca descansan. El satélite espía fotografió ayer una solitaria conor wrc en la Peña de los Cuatro Jueces. Un madrugador cowboy se había vestido de corto para dejarse acariciar por el cálido sol de primavera y nada falló: ni el sol, ni la ruta, ni las piernas, ni el corazón.

Esta melodía también es de un cowboy, de un cowboy de medianoche.
Midnight cowboy- John Barry

jueves, 7 de abril de 2011

La Tarde de Extremadura- La Merluza

Este no es un post de cocina, es un post de humor. El cocinero tiene mucho arte y la reportera más.

Disfrútalo, es cortito.


miércoles, 6 de abril de 2011

Trek 8500 (2010)





Así se anunciaba esta bicicleta en una conocida página web de compra y venta de segunda mano, pero resultó ser un timo, son los peligros de la red. La primera medida de seguridad debería ser huir de los chollos.

El vendedor la colocaba a través de una agencia de transportes en cualquier lugar de España. Se suponía que la agencia haría de depositaria del dinero hasta que el comprador una vez vista y comprobada la mercancía confirmara la compra, pero en realidad no había nada de eso. El delincuente facilitaba un número de cuenta que ya os podéis imaginar que era suyo y cuando recibía la confirmación, mediante un fax, del ingreso, enviaba rapidamente un e-mail, tan falso como todo lo demás, con los datos del "vendedor", el comprador y un número de seguimiento del pedido. Dos días después y sin noticias, te das cuenta de que te la han armado. Cuando eres testigo te das cuenta de lo fácil que resulta, cualquiera con un mínimo de conocimientos sobre el funcionamiento de la red y vocación de chorizo, esto es lo más importante, lo podría hacer.

Como decía Furillo:"Tener cuidado ahí fuera", porque el estafador seguirá actuando y si no es con esta, será con otra.

martes, 5 de abril de 2011

En los Picos Albos

La verdad es que da gusto comprobar que el hombre del tiempo acierta. Bueno, da gusto cuando acierta y pronostica buen tiempo, y cuando lo da malo y yerra.
El viernes pasado, Armando, Carlos, Jesús, un rezagado Javier y un servidor, nos fuimos a los lagos de Saliencia. La idea era dejar los coches en el Alto de la Farrapona y hacer una circular alrededor de los lagos. Empezamos a caminar desdel el Alto dejando atrás el lago de la Cueva y siguiendo la pista por el zigzag ascendente que nos lleva en dirección a la Vega de Camayor. Debajo del Albo Oriental, se nos aparecía el lago Cerveriz completamente helado. Nos adentramos un poco a la izquierda para ver el Calabazosa que estaba como una pista de patinaje sobre hielo y retornamos a la pista que lleva al lago del Valle, pero teniendo Los Albos en frente... En fin, que somos débiles y la tentación era muy grande. No lo teníamos muy claro desde abajo porque se veía bastante nieve, pero era blanda y con un poco de esfuerzo alcanzamos primero la cumbre del occidental y después la del oriental. Mucho viento en las cumbres y unas vistas espectaculares. Sin nieve no hubiera sido lo mismo.
Por si alguien se anima, espero que sí, os doy una referencia de tiempo. Empezamos a caminar a las diez y cuarto y acabamos a las cuatro menos cuarto, o sea, cinco horas y media con tranquilidad.


Lago La Cueva

El Calabazosa

El lago Cerveriz y los picos Albos

El lago del Valle a vista de pájaro desde el Albo Occidental

Los comienzos de la ascensión

Lo que se presentaba por delante

En la faena




lunes, 4 de abril de 2011

Bienvenidos

Hace más años de los que me gustaría, siempre que me iba a la cama entraban por la ventana los acordes del "Bienvenidos", de Miguel Ríos, se ve que al dueño del pub que había en frente de mi casa le gustaba mucho.

Yo, como en la canción, también voy a dar la bienvenida a mis nuevos seguidores. Voy a hacerlo a mi estilo porque estoy seguro que también son hijos del rock'n'roll.

A los hijos del rock'n'roll, bienvenidos.



Cambiando de tercio:

El viernes el lago Cerveriz, al pie de los Picos Albos, estaba así de hermoso. Mañana os lo cuento.

viernes, 1 de abril de 2011

Mannish boy (I'm a man)

Estoy sentado en el sofá, dormitando, de pronto oigo música celestial. Sí, es seguro, tengo que estar soñando, pero no, el sonido viene de la televisión.

Es una pena que el anuncio dure solo dos minutos. Es un anuncio de la cadena HM, así que debe ser de ropa, pero a mi me da igual, podría anunciar cualquier cosa, sería lo mismo, porque lo único que me importa es poder cerrar los ojos y escuchar el Mannish boy de Muddy Waters en la voz de Erikah Badu. Sí, es una pena que sólo dure dos minutos, porque suena como los ángeles y cuando más lo estás disfrutando, va y se corta. Debe ser como pegarse un tiro en la cabeza.



El original:

Otras cosas

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