jueves, 31 de julio de 2014

martes, 29 de julio de 2014

Peña Castil - Cueva de Hielo - Urriellu

Lo que vale para la flecha, no vale para el indio.

Con la bici en merecido descanso me voy de ruta por Picos con dos buenos amigos, Manu y Jose Manuel. Manu vive en Madrid y siempre que tiene oportunidad se escapa a hacer alguna ruta por aquí, si puede ser por Picos de Europa, mejor. Bajo esa premisa decidimos prácticamente sobre la marcha: Pandébano-Canal de las Moñas-Peña Castil-Cueva de Hielo y después... ya veríamos.

Los pronósticos del tiempo no eran muy buenos pero para variar tuvimos un día estupendo. Dejamos el coche en Pandébano, que estaba lleno y comenzamos a caminar hacia el Refugio de la Terenosa para después volver en ligero ascenso hacia el este a coger el sendero que nos introduce en la Canal de las Moñas. Las nubes se van quedando por debajo durante el ascenso y no se ve nada hacia la costa, ni siquiera Peña Main.

Jose Manuel y Manu, superada la Canal de las Moñas.

Al fondo Cabeza de los Tortorios y asomando por detrás Peña Castil.


Con una buena sudada nos plantamos en la majada de las Moñas y seguimos en dirección a Cabeza de los Tortorios para salir a la Horcada de Camburero e iniciar el ascenso a Peña Castil. 

Fotos obligadas en la salida hacia la Horcada de Camburero mirando al Urriellu, el Neverón, La Horcada Arenera y los Albos.

En los últimos metros de Peña Castil.


Un mar de nubes al norte.



Y esas fotos de cumbre con el Urriellu a la espalda.

Comemos en la cima de Peña Castil con buena temperatura y sin viento, y emprendemos la bajada desviándonos hacia el este antes de llegar a Camburero, en dirección a la Cueva de Hielo. 

Era sábado y aquello estaba a tope. Aunque no íbamos provistos de crampones, bajamos para ver la cueva, y sin adentrarnos mucho, hacernos unas fotos. El sitio es realmente espectacular. Sorprendente.








Sin más demora emprendemos el retorno. Para que mis compañeros aprovechen la jornada lo máximo posible nos vamos hacia el Urriellu. Horcada de Camburero a Colladina del Valle del Agua, Jou del Carnizoso a salir al Canal de la Celada. Bajo eso que se dice un sol de justicia, subimos un poco más hasta la Collada de la Celada para ver todo eso que nos brinda el estar ahí arriba, la sur del Urriellu, el Jou tras el Picu, la pasada de Collada Bonita...

La vista del Urriellu desde la Colladina del Valle del Agua.


Y la bonita aproximación a la Canal de la Celada.

Unos metros más para alcanzar la Collada de la Celada

Y tener la vista de la Aguja de los Martinez y Collada Bonita.

Y por supuesto la sur del Urriellu.

Y después Celada para abajo y vuelta a Pandébano en un día de esos que quedan para el recuerdo.

Saliendo de la Celada en el desvío al refugio de la Vega de Urriellu.

Pero nosotros para abajo.

viernes, 25 de julio de 2014

La Gran Pedals. Pedales de Occitania. Aspet - Vielha. Etapa 6.

Tras las sombras de la duda,
ya plateadas, ya sombrías,
puede bien surgir el triunfo,
no el fracaso que temías.

Llegó el final, siempre llega ese día en que todos nos levantamos con la misma idea en la cabeza: ¡Vamos a por la última! Por mi parte, tenía ganas, en pocos momentos pudimos disfrutar de pistas tranquilas en las que poder ir contemplando el paisaje, hablando tranquilamente y haciendo fotos. Cuando no estábamos de uno en uno por esos senderos de Dios, andábamos bajando por sitios malos o rápidos. Y las subidas, siempre exigentes, no permitían en muchas ocasiones disfrutar de lo que teníamos alrededor en la medida que nos hubiese gustado. Tenemos pocas fotos, y todas las que no se hicieron son la mejor prueba de que la cosa pinto durilla.

Todos los días son buenos si no te despiertas escuchando la lluvia, y salvo la mojadura de nuestra primera tarde por tierras francesas el tiempo nos estaba respetando. Los días eran grises pero hasta eso se agradecía. Dejamos nuestro alojamiento de Le Bois Perche y desandamos los últimos kilómetros del día anterior, enseguida entramos en harina. Ni cuatro kilómetros habían pasado y ya estábamos metiéndonos una subida de las buenas que nos internaba otra vez en pleno monte, era el turno del Col du Lac, y cómo siempre que nos veíamos por esos lugares en los que la duda formaba parte de la travesía, llegados a un cruce optamos por coger una pista descendente que nos sacaba de un posible embrollo. Así nos descolgamos hasta Sengouagnet desde donde continuamos por carretera ascendiendo al Col de Buret.

En Sengouagnet.

En el Col de Buret abandonamos la carretera para entrar en una muy buena pista, la pista forestal de La Couage, un bosque impresionante. La subida es dura, cuatro kilómetros sin descanso que con el calor y la humedad nos hace sudar a base de bien.

Con Carlos en el Col de Buret.

La estupenda pista forestal de la Couage.

A partir de este indicador la pista suavizaba.

Después seguimos llaneando por la pista hasta salir al Col de Menté, nuestro último punto de sellado antes de llegar a Vielha.

Unas bonitas tallas de madera en el Col de Menté.

Dejando atrás el Col de Menté seguimos subiendo a la parte alta de la estación de esquí de Le Mourtis. La salida a través del último estacionamiento para internarnos de nuevo en pleno monte nos deja confundidos, no encontramos las referencias que figuran en el roadbook que habla de dejar a la derecha una torre eléctrica que no vemos por ningún lado. Optamos por seguir la pista principal y las marcas de circuito de btt que hay en los árboles y vamos avanzando con la confianza, no total, de pensar que no puede ser por otro sitio.


Dejando atrás la estación de esquí de Le Mourtis.

Más adelante nos encontramos con una tala que nos bloqueaba completamente la pista y nos obligó a hacer equilibrios, pasamos sujetándonos con una mano a los troncos mientras con la otra cargábamos con la bicicleta. No sé como no fuimos ladera abajo, pero pasamos y confirmamos que estábamos en el camino de Argut Dessus. Si alguien dice que las bicicletas erosionan la montaña es que nunca ha visto como quedan los caminos durante una tala. Por cierto que los franceses no gritan eso de ¡tronco, va!, y nos pusieron con el corazón a doscientos cuando oímos como tronaba por encima de nosotros. Ahí se ve que siempre se puede dar un poco más porque nos pusimos a dar pedales como locos antes de que algún pino nos enterrase con bici incluida. 

Sin más problemas alcanzamos el desvío a Argut Dessus, bajada técnica que se complicó en la parte final al convertirse en un camino enlosado y pendiente por el que el agua bajaba arrollando. Atravesamos el bonito pueblo de Argut Dessus y continuamos por carretera hasta Argut Dessous. Sí, se parece, pero no es lo mismo. Dessus-Arriba. Dessous-Abajo.




En Argut, Carlos sufrió un pinchazo feo, una piedra le hizo un corte en la cubierta y se coló dentro, hasta la cámara. Cambiamos la cámara, colocamos un parche para tubeless en la cubierta y nos replanteamos la ruta por carretera para evitar correr riesgos. Largo se hizo.

 Carlos y un servidor en Lez. Una parada para comer al pie del río.

 Y ya en Vielha con el objetivo cumplido y nuestros maillots de Pedales de Occitania.

Un día más no nos hubiese sobrado para hacer estos Pedales de Occitania disfrutándolos algo más, pero a la hora de la verdad la conclusión final es que el paraíso lo tenemos en nuestra casa y sólo tenemos que abrir la puerta ¡Suerte de vivir en Asturias! No hay senderos, ni montañas, ni bosques, ni puertos que no podamos comparar con los de cualquier parte.

martes, 22 de julio de 2014

La Gran Pedals. Pedales de Occitania. Bourg d'Oueil- Aspet. Etapa 5.

Amanece un día despejado y eso siempre anima, con ganas de pedalear nos ponemos en marcha. La de hoy es la etapa más larga de todas las de la ruta pero a priori y a la vista del desnivel no se prevé de las más duras.

Tras una confusión en el inicio, rectificamos y empezamos a subir por la carretera del Port de Balès. Rápidamente vamos ganando altura y unas excelentes vistas sobre el valle de D'Oueil. Pronto abandonamos la carretera para continuar por una pista forestal que nos llevaría hasta la cima. La posibilidad de niebla, caminos menos claros y el no poder contar con la ayuda del gps nos crea un poco de inquietud cuando estamos en la parte alta, pero enseguida la pista vuelve a aparecer clara y nos damos un precioso paseo por un cordal estupendo hasta la Cabaña de Hourdouch. Las nubes han aparecido y el día ya no es el del comienzo pero tampoco llueve y el paisaje que se ve desde allí arriba es espectacular.

Asomándonos al Valle d'Oueil.

El apoyo del mapa, fundamental.

Y esa niebla que en un momento te envuelve y te deja sin panorámicas.

En la cabaña de Hourdouch la pista se acaba y hay que internarse, por un sendero en fuerte pendiente, en el bosque. Decir fuerte pendiente es poco, era difícil aguantarse sin resbalar por un firme de barrillo resbaladizo, cuanto más con la bicicleta. Jose, cayó y viajó a rastras unos metros con su bici afortunadamente sin consecuencias. La continuación pasaba por un sendero bastante accidentado y pedregoso con final en una pista por la que bajamos como tiros hasta Cap de la Lane. A partir de ese punto, metidos ya en el valle de La Barousse, transitamos de pueblo en pueblo a veces por pequeñas carreteras comarcales y otras por senderos estrechos.

Una de las partes malas del descenso hasta Cap de la Lane.

Uno de esos senderos nos pasa por las ruinas del Castillo de Comminges. Después subiríamos por una carretera sin tráfico el Col de Mortis para bajar por pista y llegar a Labat.

El Col de Mortis, con un crucifijo muy fúnebre.

Aquí nos despistamos un poco pero sin mayor problema retomamos nuestra marcha hasta la Catedral de Comminges. La primera avería de todos estos días la sufrió Carlos al romper la cadena en uno de esos senderos que nos acercaban a Labat, una rotura providencial que se reparó en dos minutos y que nos sirvió para parar a comer un poco porque si no creo que hubiésemos hecho los 92 km. de la etapa sin meter nada en el cuerpo. Tampoco es que nos diéramos un banquete: una rebanada de pan, una cuña de queso con miel y un poco de embutido y a seguir.

En Saint- Bertrand de Comminges, sellamos, hacemos una foto delante de la Catedral y Carlos hace un cambio de pastillas de freno a la Zen de Jose. Consulta de mapa y salida en dirección Barbazan, esta parte es por una via llana y tranquila.

En Saint- Bertrand de Comminges

Rodeamos el lago de Barbazan y volvemos a la carretera para comenzar a ascender. Ésta era la subida más marcada en el desnivel del día tras la del Port de Balès que ya quedaba muy lejos. Dejamos la carretera y nos internamos en una subida larga por un camino nada cómodo siguiendo un GR dirección al Refugio de St. Martin Lourde y que nos adentra en pleno monte.


El camino es malo, en ascenso, con mucho barro arcilloso y en otras partes muy roto por el agua. No lo pasamos nada bien en esta parte, medio perdidos, descontrolados del roadbook y sólo intuyendo hacía donde estaba la salida hacia el Mont de Galie fuimos avanzando por un cordal muy frondoso y muy verde, plena selva. Sin saber muy bien cómo, llegamos a una pista por la que bajamos hasta el pueblo de Lourde y conseguimos situarnos en el mapa, vamos perfectos. La iglesia es el primer edificio que nos encontramos, hacemos un alto para comer algo pero empieza a lloviznar y en la fuente con grifo que hay al pie de la iglesia, ¡Sorpresa, el agua sale caliente!

Contentos por haber logrado dar de nuevo con el camino correcto después de tanta incertidumbre llegamos a St. Pé d'Ardet en donde comenzaba el ascenso al Col des Ares. Y ese Col que en la curva de nivel parecía una pequeña chincheta en el roadbook figuraba así: Fuerte subida de asfalto y después pista de tierra. 300m. muy duros. Empezábamos la subida al Col des Ares, subida dura, empedrada, con mucho canto rodado y húmeda, cuando no con el agua arrollando camino abajo.

En la salida al Col de Ares. Todavía quedaban por pasar momentos de incertidumbre.

En el alto del Col de Ares aún nos quedaría cruzar la carretera para adentrarnos en pleno monte. Volvemos a circular por pistas de tierra y liándonos con unas indicaciones del libro de ruta a las que no encontramos correspondencia. Momentos de incertidumbre de los que salimos una vez más guiándonos por nuestro instinto. Acertamos de nuevo, sólo nos queda rodar unos últimos kilómetros por carretera hasta Les Bois Perché, en Aspet. La etapa resultó al final más dura de lo esperado.

Buena y merecida cena y, según mis dos compañeros, buen vino.

viernes, 18 de julio de 2014

La Gran Pedals. Pedales de Occitania. Vielha - Bourg d'Oueil. Etapa 4.

En ésta segunda parte de la Gran Pedals no pudimos contar con Javi que por circunstancias inesperadas tuvo que volver a Gijón, así que el cuarteto se quedó en trío. Continuamos Carlos, Jose y el que escribe. Empezamos la etapa que nos adentraría en la Occitania con buen tiempo y un problema en el gps de Carlos que hacía que se apagase en cuanto abría el track, así pues nos guiaríamos con los roadbook y el mapa del recorrido que nos habían facilitado en Pedales.

Tras estos contratiempos de inicio, salimos de  Vielha ganando altura por carretera para perderla luego bajando por unos senderos empedrados y mojados hasta Aubèrt donde tomamos un camino ligeramente cerrado que en ascenso sobre la carretera N-230 nos lleva dirección Arròs.

Esos incómodos primeros kilómetros.

Seguimos por una carretera bonita y sin tráfico, en ascenso, llevando el río Varradòs, que baja con un torrente espectacular, a nuestra izquierda.

Empezábamos a disfrutar dando pedales cauce arriba del Varradòs. 

Y seguimos haciéndolo por este cordal hasta Arres de Sus.


Más adelante dejaríamos la carretera para seguir por un cordal hasta Arres de Sus y bajar de nuevo por el asfalto hasta Bossost desde donde afrontaríamos la subida al Col del Portilhon.

Bossost, entre los árboles.

Los primeros cuatro kilómetros son por carretera, los subimos fácil cruzándonos con muchos ciclistas de carretera y después nos salimos para coger una pista empedrada, dura al principio que se va suavizando. Es una subida sin apenas descanso entre mucha vegetación que nos hace sudar a base de bien. En esa subida nos detenemos a comer un poco y seguimos hasta salir por encima del Portilhon. 

Los primeros kilómetros del Portilhon.


Y por la frondosa pista que nos llevaría hasta el Col.



Un ciclista inglés nos inmortaliza y tras una breve charla iniciamos el descenso hasta Bagnères de Luchon, primero por carretera hasta que nos desviamos para tomar una pista y más tarde un sendero por el que haríamos todo el descenso. Atravesamos un bosque alfombrado de hojas secas, en ocasiones con tramos de fuerte pendiente y piedras, y en su última parte con unas zetas fuera de mi alcance. 





Sellamos el roadbook en Bagnères de Luchon y nos abstenemos de parar más tiempo porque después de la sorpresa del segundo día en el camino de Espot a Son, ya no nos fiamos. Hacemos bien porque en la salida de la localidad afrontamos un sendero estrecho con una subida de inicio muy fuerte, en el que hay que portear en ocasiones y por el que progresamos más lento de lo que nos gustaría.



Nos empieza a llover cuando estamos llegando a St. Aventin, estábamos clamando por agua y justo cuando encontramos una fuente nos cae desde el cielo un diluvio. Decidimos seguir por carretera lo que nos queda y salimos en ascenso durante unos metros en dirección al Col del Peyresourde, tras consultar el mapa vemos que estamos equivocados y damos la vuelta para cambiar de valle ya que nosotros debemos ir hacia el Port de Balès. Así iniciamos un largo y lluvioso ascenso por carretera hasta la Bourg d'Oueil.

El merecido e inolvidable alojamiento de Le Saupin Fleuri sería nuestro esperado, o debo decir inesperado, destino.


Otras cosas

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