domingo, 14 de octubre de 2012

Rabaçal - Almeida. Etapa 8. Final. Ruta Aldeas Históricas. G. R. 22. Portugal.

El sábado 14 de julio dejábamos Rabaçal y nos poníamos rumbo Almeida, donde habíamos comenzado siete días antes esta pequeña aventura. Era la salida de la última etapa de nuestro recorrido por las tierras portuguesas. Por delante 83 kilómetros que recorrimos como siempre acompañados por el sol y con esa mezcla de sensaciones que se habían ido instalando en nosotros a medida que nos acercábamos al final: la pena por acabar, la satisfacción de comprobar que todo había salido muy bien, las ganas de volver a casa y descansar, el buen recuerdo que iba a quedar de todo... 

Los rayos del sol atravesando con fuerza los cristales del salón donde teníamos preparado el que fue sin duda el mejor desayuno de todos los que disfrutamos esos días era una llamada al optimismo. Después repetimos las necesarias operaciones de todos los días y con las bicis preparadas posamos para Ricardo, que fue quien se encargó de todo desde nuestra llegada, que nos hizo la foto de rigor antes de lanzarnos por última vez a los caminos.

 
Con el día totalmente despejado empezamos a pedalear. El perfil era favorable al principio, aunque no faltaron pequeñas subidas que a esas alturas de viaje tampoco supusieron un gran esfuerzo, habíamos dejado atrás desniveles mucho más duros.


Al fondo Marialva, el primer pueblo por el que pasamos, con un castillo en todo lo alto que obviamos porque aún quedaban muchos kilómetros y tampoco había plan de hacer esfuerzos extras.



Buenas pistas y paisajes suaves en todo el recorrido



Que nos fueron acercando a la sorpresa del día. La V que habíamos visto trazada en el perfil de la etapa era la bajada y subida al Ponte da Uniao. Un lugar precioso en el cañón del río Côa.





En el medio del puente y aprovechando que la carretera no tenía tráfico paramos a hacer unas fotos y conversar con los ocupantes de unos todoterrenos que venían de la parte contraria. Eran un par de guías portugueses que estaban enseñándoles el lugar a un sudafricano y un escocés que tienen el desagradable trabajo de recorrer el mundo en busca de lugares con gran potencial turístico. Con ellos y sus guías hablamos durante unos minutos sobre la belleza del lugar y el G.R. que nosotros estábamos haciendo.

En el puente sobre el Côa, en la reserva de Faia Brava, con Alice Gama, bióloga de la Associaçao Transumância e Natureza y el guía Pedro Pedrosa.




Nos dirigíamos hacia los pequeños montes que se ven al fondo, hacia Freixeda.

Atravesamos un tramo con mucha piedra que a Eugenio, que es más fuerza que maña, le costó una caída. Afortunadamente no tuvo consecuencias y a partir de entonces rodó más tranquilo, quedó como un toro después de la suerte de varas.


Por las calles de Freixeda do Torrao, donde hicimos una pequeña parada antes de seguir hacia Castelo Rodrigo.

Pero antes de llegar aún teníamos que salvar la zona de montaña que habíamos visto a lo lejos y que ahora teníamos bajo nuestras ruedas. Recuerdo que se me hizo muy dura.


 Javi, coronando. 
Después tocaba bajar y un tramo por carretera muy agradable en nuestra aproximación a Castelo Rodrigo, que como todo Castelo que se precie estaba en un alto que exigió otro plus de sufrimiento. Afortunadamente era el lugar donde íbamos a comer y todo se veía de distinta manera saboreando unas tortas y aliviando la sed a base de sagres y lipton ice.



Calles empedradas, arcos medievales y las ruinas del castillo de Castelo Rodrigo.




La terraza estaba muy bien pero el calor sofocante hizo que buscáramos la comodidad del interior. Por cierto, aquí los precios eran los normales, pero acostumbrados como estábamos a que todo nos saliera tan económico nos resultó hasta caro.




Poco después de nuestra partida de Castelo Rodrigo nos encontramos con el convento de Santa María de Aguiar. Hospedería que parecía sacada de una película de mosqueteros.

Espectaculares viñedos en los terrenos cercanos al convento.


Una jornada sin apenas contratiempos que se solucionaban con profesionalidad y buen humor. Como este pinchazo de Jose que nos obligaba a desmontar y montar entre risas todo el invento. ¡Cómo para viajar solo!



Los últimos kilómetros fueron muy llevaderos y rápidos, y  aunque en algunas partes los caminos estaban bastante cerrados, el hecho de que la zona sea tan seca contribuye a que se mantengan transitables pese al poco uso.




Y así llegamos a Almeida, al final casi 600 kilómetros de ruta y más de 12.000 metros de desnivel acumulado que pasamos sin incidencias. Pensando que la suma de los kilómetros que hicimos entre los seis suponen 3600 kilómetros y ocho días sobre la bici sin tener averías, ni caídas, sin padecer ninguna molestia que nos impidiese o dificultase acabar este bonito G.R. 22, sólo puedo decir: ¡Qué suerte! 

Realmente fue un viaje precioso, la ruta fue ciclable practicamente al cien por cien y aunque algunos de mis compañeros me eran desconocidos no hubo entre nosotros el más mínimo problema de convivencia ni la más mínima discusión, eso también es una suerte.

Gracias a todos ellos por ser de verdad un grupo y hacer las cosas tan fáciles, y especialmente a Jose y a Javi por ser los culpables de que me meta en estos líos que hacen que me sienta vivo.

En este almacén de recuerdos podremos revivir todos los buenos momentos.


8 comentarios:

  1. Enhorabuena Jose Luis!!!!
    Vaya pasada de ruta por el país vecino.
    No se si vi todas las entradas que colgaste, pero las que vi, que fueron varias, me encantaron. Como sabes lo mio no es la bici, pero por momentos daban ganas de montar en una de esas y emprender ruta.
    Como bien dices al final, importante lo de la convivencia, tanta gente y tantos días no suele ser fácil.
    Un saludo amigo

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  2. Holaaaaaa!!!!
    Tus reportajes me encantan pero me entra una envidia que ni te cuento, en fin que ha debido ser una experiencia maravillosa
    Un besote

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  3. Que estupendo tour!!! Te cuento un secreto? En mi break del mediodía, cada vez que posteas, te leo. Disfrutar de tus viajes, me pone de buen humor y aunque parezca mentira, viajo con ustedes!
    Gracias de corazón!
    Quedé chalada por ese castillo de Rodrigo... Mágico lugar!
    Abrazo fuerte, Jose!

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  4. Te confieso que yo tengo una bici todoterreno, pero la uso en la ciudad, un desperdicio. Encima Buens Aires es tan llano como creían que era la Tierra los precolombinos, así que... te envidio un poco, sanamente, claro.
    Un abrazo.
    HD

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  5. Me encanta recordarel viaje con tus contarios. Precioso viaje y antesala se otro aún mejor. Un abrazo.

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  6. Hola Jose Luis

    Me llamo Chema y soy amigo de Javi, con quien compartiste este viaje. Decirte que yo acabo de llegar de hacer esta maravillosa y mágica ruta también en bici y quería felicitarte por tu narración y por el aporte de información que me ha venido de perlas, datos, alojamientos, etc. Las pueblos históricos son increíbles además de la magia que transmiten y mención especial a la amabilidad y tranquilidad de la gente portuguesa, solo tengo halagos hacia ellos.
    Estoy seguro que la repetiré, ya que el compañero de viaje a los tres días se tuvo que retirar por enfermedad, ya que nuestro diablo durante dos días ha sido el agua, que manera de llover! y por otros amigos que no han podido venir. Es solo tener los días y cuatro duros, ya que está aquí al lado. Bueno, GRACIAS ( con mayúsculas ), por tu aportación tan valiosa y maravillosa.

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  7. Hola, Chema.

    Me alegro de que te haya servido la información que has encontrado en el blog de esta preciosa ruta de la que sólo tengo buenos recuerdos. Te agradezco esas gracias con mayúsculas. Me satisface enormemente saber que lo que has leído te ha resultado útil porque esa es una de las principales razones de la narración de estos viajes, contribuir a que otros puedan vivir en primera persona una experiencia, creo, especial.

    Más suerte para la próxima ocasión. Un saludo.

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