martes, 1 de diciembre de 2009

Con ojos de lechuza


La experiencia de una salida en solitario en tarde de fútbol a través de las sendas.
Oscar me decía el domingo refiriéndose a nuestras compañeras de dos ruedas que son muy desagradecidas, lo mismo me ratificaba Rubi poco después, mientras yo los veía a todos, a los conocidos y a los desconocidos desfilar sobre sus fieles compañeras. Venía la conversación a cuento de lo que cuesta volver a coger el tono después de un parón, aunque yo pienso que los desagradecidos somos nosotros y nuestra genética.
Para no pagar los excesos de la inactividad y de los parones y venciendo la tentación del sofá que reflejaba en el post de ayer, la tarde del sábado salí de casa en dirección a la vía verde, no llevé cámara de fotos así que me guardo para mí la imagen de la luna sobre el castillete de la mina de La Camocha, todavía no sabía lo útil que me sería porque cruzando la senda fluvial la noche se echó encima.A la altura de las Mestas me cruzaba con gente que corría por la senda, seguramente por primera vez en su vida para llegar a tiempo a ver al Sporting y por la carbayera del Tragamón los postes de luz del camino me mostraban a mi sombra adelantándome y me decían que diera la vuelta. Así lo hice, con ojos de lechuza adivinando un camino que de repente se volvió desconocido bajo la luz tenue de la luna.

1 comentario:

  1. Desagradecidas no son las compañeras sino los jinetes que las montan.Vete mandandome el eunuco para probar las viandas que sé de alguno que me quisiera mandar para el otro barrio, jajaja.

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