Después de la salida de Picos hubo al día siguiente otra más cercana que se hizo con más cansancio y menos disfrute por causa de la intensa niebla, Peña Mea.
Se preparó la salida sobre la marcha, en la misma mañana, y a las dos de la tarde Armando, Cheli y un servidor nos poníamos en dirección a Laviana.
Poco antes de entrar en Tolivia una desviación a la izquierda nos pone en ruta hacia Fersnedo y Les Campes, dejamos el coche al lado de la ermita y comenzamos a caminar siempre en ascenso hasta la majada de Pelúgano donde vacas y caballos reposaban, buscando la inexistente brisa, del calor de un sol que castigaba fuerte. En la collada tomamos el desvio que nos queda a la izquierda y que después de unos llevaderos primeros metros nos pone a los pies del zigzagueante sendero que lleva a la cima de Peña Mea. Se hizo dura la subida, recompensada la principio por la vista del ojo de buey y el cielo abierto, pero después la nube se quedo anclada en la peña y aguó el disfrute. Dos horas de ascenso que fueron premiadas con unas estupendas vistas de menos de diez metros y una vuelta segura por donde habíamos venido. Una de cal y una de arena.
Se preparó la salida sobre la marcha, en la misma mañana, y a las dos de la tarde Armando, Cheli y un servidor nos poníamos en dirección a Laviana.
Poco antes de entrar en Tolivia una desviación a la izquierda nos pone en ruta hacia Fersnedo y Les Campes, dejamos el coche al lado de la ermita y comenzamos a caminar siempre en ascenso hasta la majada de Pelúgano donde vacas y caballos reposaban, buscando la inexistente brisa, del calor de un sol que castigaba fuerte. En la collada tomamos el desvio que nos queda a la izquierda y que después de unos llevaderos primeros metros nos pone a los pies del zigzagueante sendero que lleva a la cima de Peña Mea. Se hizo dura la subida, recompensada la principio por la vista del ojo de buey y el cielo abierto, pero después la nube se quedo anclada en la peña y aguó el disfrute. Dos horas de ascenso que fueron premiadas con unas estupendas vistas de menos de diez metros y una vuelta segura por donde habíamos venido. Una de cal y una de arena.
Jose de peña mea as de saber que un dia despejado se puede contemplar gijon y lo digo por que yo naci muy muy cerca de esa peña a escasos metros direccion concejo de aller, un pueblo llamado Pelugano.Barrancas.
ResponderEliminarHabrá que repetir en un día despejado.
ResponderEliminar