El hombre de los ojos azules tocaba un banjo invisible. Su mano izquierda se deslizaba arriba y abajo punteando las cuerdas del mástil mientras la derecha, ausente de púas, reproducía el baile de una araña sobre su barriga. -Toco tan rápido como Jim Mills y cuando quieras lo verás, he tocado la balada de Jed Clampett cientos de veces- me decía con tal convicción que nadie se hubiese atrevido a dudarlo. Y seguía. -Tienes que escuchar a Lester Flatt y Earl Scruggs, a los Osborne Brothers, tienes que escuchar Foggy Mountain Breakdown y Fireball Mail, tienes que escuchar...-.Y mientras me alejaba, continuaba oyendo su voz: "tienes que escuchar a Bill Monroe". Seguía, seguía sin fin.
¡Yiiihaaaaaa! A falta bourbon y de aguardiente de la ribera del Sil, tomaré un chupito de Pacharán.
ResponderEliminarA tu salud.
José Luis:
ResponderEliminarUna entrada que tiene magia, me encantó como recortaste esta escena. Un ejemplo de cómo contar algo.
Un abrazo.
HD
Siempre me encandiló el sonido del banjo.
ResponderEliminarSimplemente fenomenal!
ResponderEliminarCuando te pones así, me emocionas.
Vaya hombre! :)
Abrazo transoceánico!
Me encanta el banjo y me encanta la música que se escucha en este blog. Y creo que hacía demasiado tiempo ya que no dejaba constancia de ello. Me encantas querido blogger, no sólo emocionas como alegan y con razón, también ENCANTAS.
ResponderEliminarGracias y besos, las dos cosas muy merecidas.
Gracias a tod@s una vez más por los comments. Tengo unos lectores amables y de oídos estupendos, ¿qué más se puede pedir?
ResponderEliminarSaludos.