El domingo por la tarde cinco minutos después de que cayera un inesperado chaparrón comenzamos a dar pedales entre el vapor que desprendía el asfalto y, dejando en casa por petición propia las cubiertas de montaña, salimos con slicks con la intención de aprovechar bien las horas de bici. Subimos el Infanzón y el Curbiellu bajamos a Peón y subimos, por tercera vez en poco más de un mes, el alto de La Cruz, nos descolgamos por el Pedroso parándonos a admirar el valle de Sariego, bonito de punta a punta, y sin llegar a la Villa nos dirígimos hacia el Puntal disfrutando del acompañamiento de la ría, luego una breve parada en Tazones ¿Qué haría ahí Carlos V? y vuelta por el Gobernador. Al pasar por la Lloreda daban ganas de parar en el spa pero en previsión de que se nos hiciera tarde tuvimos que seguir dando pedales hasta casa.
De vez en cuando no está mal cambiar los caminos por las carreteras, al menos por un día llegamos sin arañazos.
martes, 30 de junio de 2009
Un domingo de asfalto
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