El pasado sábado 25 de julio festividad de Santiago, el apóstol al que se encomendaban nuestros tercios al grito de ¡Santiago y cierra, España!, una caballería sobre monturas de colores se encomendaba a la Santina e iniciaba desde los pies de la estatua de Pelayo su peregrinación a Covadonga.
Fermín y Cia me habían animado al acabar la Vuelta al Concejo a que me uniera a ellos en su tradicional marcha a Covadonga por la ruta del Garrapiellu y allá que me fuí.
Para los que me leéis desde otras latitudes -que alguno hay- la ruta llamada del Garrapiellu fue señalizada hace años por la tertulia cultural del mismo nombre y va desde Gijón a Covadonga principalmente por caminos, tratando de evitar los tramos de asfalto en lo posible.
Fuimos unos veinticinco bikers, que no está nada mal y llegamos todos, que es lo importante, sin más percances que algún que otro pinchazo y pequeñas averías mecánicas. La perfecta organización nos tenía reservada en Anayo una comida en toda regla que alguno tardó en digerir y un autocar al final del trayecto para el retorno.¿Qué más se puede pedir?¿Buena compañía? Pues eso es lo que sobra, algo tendrá la bicicleta que nunca he dado pedales con gente que no mereciera la pena.
Como la vida te da sorpresas, en La Guia me encontré con que esperando para unirse al grueso del pelotón estaban Leo, Carlos Varela y José Ramón, supongo que tendrá que ver con la teoría de los seis grados de separación, y en el Alto de La Cruz, creo que por la misma causa, apareció la cara conocida de Rafa que con su amigo Carlos iban a reconocer parte de la ruta para hacerla en agosto. Carlos se volvió llegando a Anayo pero Rafa continuó con nosotros hasta Covadonga y creo que después de esta experiencia ha dejado definitivamente la pesca en catamarán para renacer encima de su bicicleta. Disfrutó como un niño que es lo que somos todos cuando bajamos por una trialera. A los repechinos darles las gracias y en los caminos nos encontraremos.
A Fermín le supo a poco y creo que el año que viene la vuelta también la va a hacer en bici.
Carlos y Rafa. Al segundo se le identifica claramente por su cara de felicidad.
Estos tres además de comer a Dios por una pata, también dan pedales.
La foto final.
Se me olvidaba deciros que la crónica metro a metro, redactada con su habitual ironía, y un amplio reportaje fotográfico lo podréis ver en Cimafermin.
De gracias nada,hay que repetir mas veces y gracias en cualquier caso a ti y a todos los participamtes por aguantarme.
ResponderEliminarRafa quiere dar las gracias a todo ese grupo de maravillosa gente que le hizo pasar un día que nuncas se le olvidará; que suerte tenemos de vivir en ASTURIAS!!!ahora a entrenar un poquito para que no se atragante lo que está por venir. Un abrazo a todos y gracias jose por llevarme a tu rueda.
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