miércoles, 6 de octubre de 2010

Cosas que pasan


No se quiso mojar por la mañana y pilló la mojadura de su vida por la tarde. Fue el domingo. Aunque las nubes amenazaron con lluvia durante toda la mañana, al final quedó en eso, en amenaza, pero las tibias gotas de las primeras horas de la mañana habían sido suficientes para que volviera a la cama. Encontró el remedio en la tarde cuando vio que el viento empujaba las nubes, y despejaba. Cogió su bicicleta que relinchando y brincando le esperaba y echándole una carrera a las nubes buscó la selva esmeralda. Los suelos alfombrados de hojas pardas le vieron pasar sobre su bici blanca. Empezó a llover, pero las otras hojas, las verdes, tejieron su impenetrable paraguas. Fue en la salida, cuando se acabó el techo de hojas y ramas, que sintió que el mar desde el cielo le lanzaban. La vuelta a la carrera bajo cortina de agua fue una contrarreloj con la riada. Al final llegó a casa, cuando justo el viento empujaba las nubes y despejaba.

3 comentarios:

  1. Cuando uno quiere hacer algo y además le gusta, no hay fenómenos meteorológicos que se lo impidan,que tomen nota los gremlins-repechinos.

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  2. Es extraño leer sobre la lluvia cuando uno desea con todo el corazón vivir la primavera.

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  3. Suscribo totalmente la afirmación de Fermín.

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