Todas las pequeñas cosas están en la caja, son cosas inclasificables, desparejadas, inservibles, raras... viven escondidas, hacinadas en la caja, esperando salir, como tantas otras cosas en los cajones donde todo se guarda. La caja casi nunca se abre y cuando lo hace es para dar cabida a nuevos huéspedes, son pocos los que salen pero la caja es grande y las cosas pequeñas, siempre hay sitio para uno más. Sé que están preparando una fuga, quieren escapar de la prisión con la ayuda de alguien del exterior. Pero la caja siempre está cerrada y oscura, y ni siquiera hay ventanas al patio, es difícil organizarse. Los hay más conformistas, prefieren esperar el fin de la condena sin juicio, esperanza vana. Yo veo como se ilusionan cuando se abre la tapa, saltan los botones, se yerguen los hilos, se comban las cartas, giran los céntimos, ruedan los dados, se alegran los pequeños muñecos, los coches, los lápices... un pendiente desparejado en otra alhaja se ha fijado. No hay feeling, es un clasista y no le gustan las baratijas, así que se va junto a la pila de pilas y se coloca al lado de la alcalina. Los llaveros buscan una oportunidad y el globo aprender a volar ¡Oh, ha vuelto la oscuridad! otra vez sin indulto, otra vez a esperar.
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