martes, 26 de abril de 2011

En abril, aguas mil

Todo está en los versos de Machado. Si acaso, le faltó recordar a los nazarenos volviendo sobre sus pasos.
Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
y entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana,
zigzaguea
una centella amarilla.
La lluvia da en la ventana
y el cristal repiquetea.
A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.
Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.
Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.
Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.













2 comentarios:

  1. Asi fue esta Semana Santa,pasada por agua,pero es que como dicen en abril aguas mil para tristeza de los penitentes,que se quedaron esperando y los pasos no salian por culpa de la lluvia.
    Un bsto

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  2. Ayyy hombre!
    Què me matas con tus posts!
    Que el blues, que Machado...
    Si no fuera porque soy hija
    única, pensaría que eres mi hermano menor! :)
    Eso de sentir que a la distancia, los espíritus disfrutan de las mismas cosas, es sencillamente FENOMENAL.
    Te envío un beso enormísimo!

    ResponderEliminar

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