Fue en el momento en que traspasó la frontera de los verdes pastizales para afrontar los ascendentes y pedregosos caminos que lo adentraban en aquel mundo de gigantes de piedra, cuando empezó a ser consciente de su insignificancia. Caminó ilusionado por aquellos terrenos desconocidos y abruptos, buscando, y a veces encontrando, el paso más cómodo, y reconociendo por primera vez en su vida que hay lugares donde los kilómetros tienen más de mil metros. Pudo ver a los adaptados moradores de aquel hábitat de grises geometrías imposibles, saltando, corriendo y desapareciendo mágicamente ante sus ojos; y volvió feliz de haber disfrutado cómo sólo lo hace el que pone en ello su esfuerzo, con el recuerdo de las imágenes en la retina.
Tienes razón ,imágenes que quedan en la retina,pero que perdurarán en la memoria
ResponderEliminarSeguramente no lo creas pero me emocionado viendo estas imagenes....
ResponderEliminarUn beso fuerte.
Isabel
perdón....me he emocionado....¡tenía los ojos llenos de lagrimas¡¡¡¡
ResponderEliminarIsabel
Solo decir que con las fotos que se ven la excursion fue para no olvidar y recordar para mucho tiempo.Barrancas.
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