lunes, 15 de agosto de 2011

Cubillas de Arbas - Puebla de Lillo. 5ª Etapa Transcantábrica.

Después de la paliza del día anterior hubo que replantear sobre el mapa la etapa hasta Puebla de Lillo, fue una jornada de recuperación en la que rodamos la mayor parte del tiempo por carretera y a ritmo tranquilo.

No empecé con muy buena rueda, antes de salir me puse a cambiar las desgastadas pastillas de freno traseras y como el pistón no retrocedía, Carlos, experto mecánico, optó por aflojar el tornillo de drenaje del hidráulico. Cómo las bicis no son coches, conseguimos colocar las pastillas a costa de quedar sin freno. Ya teníamos algo en lo que nos entretener, buscar una tienda de bicis.

Dejamos atrás Cubillas de Arbas

y las peñas de las Tres Marías.

Desde Cubillas de Arbas cubrimos sin problemas la distancia que nos separaba de Villamanín. A falta de tiendas de bicicletas, la solución pasaba por encontrar una gasolinera y comprar un bote de aceite mineral para rellenar el circuito, pero la de Villamanín estaba abandonada. Con fortuna todo se solucionó en un taller mecánico cercano, el taller de Miguel, donde in extremis apareció una lata con un resto de "mineral oil". Milagro y suerte de tener unos compañeros preparados. Carlos y Javi me pusieron de nuevo el freno en funcionamiento para que no tuviera ya disculpa ninguna.

Cruzamos la carretera para aprovisionarnos en Casa Ezequiel, con seis euros por cada bocadillo comimos dos días y eso que somos de buen comer.

Lastrados, unos por sus bocadillos de cecina y yo por el mio de chorizo, continuamos por el asfalto. Subimos la Collada de Cármenes y nos descolgamos veloces hasta la carretera que lleva al Puerto de Vegarada siguiendo durante unos kms. el cauce del río Curueño. Jose nos daba cuenta de que de ese río hablaba Julio Llamazares en su libro "El Río del Olvido", libro de viaje que recogía el peregrinar del autor río arriba hasta Vegarada.

El cauce del Curueño

Más adelante nos salimos del rio en dirección a Arintero, paramos a comer en su iglesia el medio bocadillo, seguimos ya por una pista ascendente hasta un alto desde el que nos asomamos al embalse del Porma y descendimos a Rucayo.

Tomamos la pista a la salida de Arintero

que nos dejó una preciosa vista del valle

y descendimos hasta Rucayo con el embalse del Porma y toda la cordillera a la vista.

En Rucayo cambiamos de valle cogiendo un camino en ascenso que nos llevó hasta la Collada de Ferreras, dejamos el Pico Mahón a nuestra izquierda, sólo quedaba una rápida bajada hasta Puebla de Lillo.

Desde la collada de Ferreras el Porma volvió a hacerse pequeño

En Puebla de Lillo nos alojamos en el Hostal Madrid; trato familiar, comida casera y la colada en el tendal.

Total: 68 kms y 1900 m. de desnivel.

3 comentarios:

  1. ¡Como cronista no tienes precio! Aunque no has hablado nada de la siesta de Arintero y de su famosa dama. Un abrazo de parte de Blue

    ResponderEliminar
  2. La dama de Arintero me la reservo, se merece una entrada en exclusiva.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Me das envidia sana. ¡Qué suerte!

    Blogsaludos

    ResponderEliminar

Tus comentarios enriquecen este blog. Gracias.

Otras cosas

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...