Leitariegos-Saliencia. 3ª Etapa Transcantábrica.

El final de etapa para este día estaba previsto en Torrestío pero sobre la marcha hubo que cambiar los planes.

La salida de Leitariegos empezó con una buena subida como no podía ser de otra manera, aquí si crees que cuando coronas un puerto vas a iniciar un descenso, te equivocas, vas a seguir subiendo. Cogemos la continuación de la pista del sendero de gran recorrido por el que habíamos transitado el día anterior, el G.R. 203, en dirección a Genestoso.

Las primeras cuestas tirando de la bicicleta nos sirven para entrar en calor, mientras remontamos el camino vemos la estación de esquí cada vez más pequeña.

Empezamos a crestear las lomas dejando el vallado a nuestra izquierda hasta llegar al límite entre Asturias y León, la pista nos da un respiro pero la bajada es bastante mala, con mucha piedra, y Carlos estrena el botiquín.

Un vaqueiro a caballo se rió de nosotros cuando le dijimos que íbamos hasta Torrestío. Le dejamos y nos marcamos un bonus track entrando en un valle muy bonito pero que a cada pedalada que dábamos nos alejaba.


La salida del valle quedaba a nuestra izquierda, para lo cual remontamos la ladera como jabalíes hasta encontrar la pista.

Pista que no tardó en convertirse en un cortafuegos de fuerte pendiente que nos asomó a otro valle al que bajamos como pudimos.

Y al fin una pista ciclable, la sorpresa estaba al final.

La sorpresa:

Poco a poco fuimos avanzando por las trochas que el ganado abre entre piornales, brezos y escobas, y después de salvar otro pequeño collado nos asomamos a Somiedo.

Al final del valle estaba la braña de Los Cuartos desde la cual debíamos haber remontado para cambiar de valle y por la zona de los lagos salir a La Farrapona y de ahí a Torrestío, pero no estaban ya las fuerzas ni los ánimos para seguir paseando la bicicleta así que cogimos el camino que nos llevaba valle abajo dando pedales. Al fin y al cabo se trataba de eso, de andar en bici, ¿o no?

El valle del río Pigüeña

Y la hermosa braña de la Pornacal, con sus grandes teitos.

Los últimos kilómetros del día se hicieron por carretera y con muchas ganas de llegar hasta el albergue de Saliencia donde una buena ducha y una cena reparadoras nos dejaron preparados, o eso creíamos, para lo que vendría al día siguiente. En total 61 km. y 2400 m. de desnivel.