Esta era la penúltima etapa, una etapa de sentimientos encontrados, por un lado la pena de ver que las jornadas iban pasando y que el viaje estaba tocando a su fin y por otro las ganas de acabar con la satisfacción de ver que pese a la dureza íbamos aguantando bien y que estábamos disfrutando de unos paisajes únicos.
Salimos de Puebla de Lillo, dirección Redipollos para tomar una pista, a ratos buena, a ratos mala, que ascendía entre los Picos del Mampodre. En la subida hubo que hacerle una cura a Carlos que llevaba los pies destrozados por las llagas y sufría mucho cuando teníamos que caminar con la bicicleta. Los mios estaban algo mejor que los de él pero también estaban mal, en esta transcantábrica se anduvo mucho con un calzado que no era el más adecuado, pero ¿cúal era el adecuado?
Los pies de Carlos
Llegamos a un alto entre los montes del Mampodre
para descender a Maraña
Descendimos a la localidad de Maraña y tras una parada para la comida continuamos por la carretera que lleva a La Uña, el día se ponía frío y el viento nos acompañaba en nuestro recorrido.
Esta etapa no era muy larga, así que nos la tomamos con calma. En La Uña paramos a tomarnos un café en el pequeño bar de Valentín, hombre de mil historias que nos hablaba de sus años de furtivo antes de ser guarda de los Picos y nos relataba algunas anécdotas, como cuando le pidieron que buscara un "faisán" -se refería a un urogallo-, para el Ministro de Agricultura de la época, a pesar de que estaba cerrado el cupo, o de las dos veces que cogió al furtivo y vecino suyo, Molinero, con la maña de quien fue cocinero antes que fraile.
Dejamos a Valentín y, siguiendo sus indicaciones, cogimos la pista que nos llevaría a la Collada de Fonfría. En el alto, y con Peña Ten a nuestra izquierda, nos internamos entre las vegas del Puerto de la Fonfría hasta bajar al Arcenorio y salir por la Collada de la Campa, desde ahí descendimos a la Collada de Llaete.
Menos mal que se inventaron las cámaras de fotos, porque pasar por todos esos lugares sin llevar unas imágenes de recuerdo sería un dolor.
Menos mal que se inventaron las cámaras de fotos, porque pasar por todos esos lugares sin llevar unas imágenes de recuerdo sería un dolor.
Transitamos por La Fonfría...
bajamos hacía el Arcenorio...
nos dirigimos a la Collada de La Campa
De Collada Llaete superdescenso a Pío. En sentido contrario tiene que hacerse muy muy duro, sobre todo como lo hicieron algunos de mis compañeros que en su día sustituyeron el verde por el blanco de la nieve.
Al fondo Collada Llaete
Rápido y largo descenso hasta Pío
Ya sólo nos restaba cubrir por carretera los tres km y medio que separan Pío de Oseja de Sajambre para concluir con 44 km y 1853 m de desnivel.
gran verdad, sí, menos mal que se inventaron las camaras :)
ResponderEliminarmuy buenas fotos.
Bonitas fotografias,como siempre.
ResponderEliminarMis felicitaciones, José Luis, no sabía que te dedicaras a esta actividad, me has sorprendido gratamente. Se ve que es en verdad difícil, pero gratificante.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
HD
Sigo sin palabras.
ResponderEliminarBlogsaludos