Deseosos de la llegada del domingo tres Josés montaron en sus bicicletas e hicieron una humilde salida por una de las zonas cercanas a Gijón con más encanto. Muño.
La crónica. Tras la madrugadora lluvia el día se nos presentó esplendido. Encaminamos nuestras primeras pedaladas hacia la vía verde y salimos a la altura de la gasolinera de Mareo para iniciar la subida del Alto La Madera. Transcurrió la subida con amena charla sobre las posibilidades de la apicultura y la cría del caracol y acabó con las excelencias del puré de ortigas, que por el momento creo que me resistiré a probar, tomamos el desvío a la izquierda que nos introduce en La Peral y seguimos el precioso camino que entre el trinar de los pajarinos y el colorido de los pomares en flor nos iba llevando a la parroquia de Muño, bueno, no todo es maravilloso también hay que vigilar con el rabillo del ojo a los cánidos que te dan la bienvenida a sus casas entre ladridos y amenazas de morderte el gemelo, pero eso también forma parte del paisaje y cuando no te los encuentras hasta los echas de menos; más adelante giramos ciento ochenta grados para tomar dirección al alfombrado pinar que a la salida nos dirige a Les Cabañes y como de ahí al Picú'l Sol es un paseo no perdimos la oportunidad, una vez más, de aprovechar la mejor vista del concejo.
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