lunes, 6 de diciembre de 2010

La caída de los gigantes



Llamé a la puerta y esperé. Vi como se acercaba. Al principio no era más que una silueta informe bajo la bruma, pero a cada paso que daba la presencia espectral se iba materializando un poco más hasta que llegó a hacerse real. Caminaba erguido, con la cabeza alta, la espalda recta y un aire distinguido. Crujiendo las hojas bajo sus pies se acercó a recibirme. Era, alto, delgado, de buen porte y de verlo vestido de otra manera hubiese pasado por lo que no era. El mayordomo llevaba paraguas negro y traje de librea. -Adelante, se le estaba esperando, mi nombre es Otoño- dijo. Y guiándome por el camino sin perdida, caminando siempre un par de metros por delante, con paso firme y seguro me condujo a la casa. Abrió la puerta con habituada servidumbre y me retiró el abrigo. - Un momento, por favor - y me anunció al Señor.
Al calor del hogar, sentado en el salón con un libro en las manos, el invierno asintió con la cabeza levemente y yo recogí la invitación.

La invitación la tengo sobre la mesa en forma de libro, "La caída de los gigantes" el último libro de Ken Follet. No caeré en la tentación de compararlo con "Los pilares de la Tierra" o su secuela "Un mundo sin fin", simplemente te diré que me está gustando, que me está resultando entretenido y que cuando de cuenta de las mil páginas de la entrega, seguramente quede con ganas de más. Afortunadamente la novela forma parte de una trilogía, así que espero que los dos siguientes tomos, a los que no será fácil encontrar hueco en la biblioteca, colmen al menos durante un tiempo mis ansias lectoras. La novela, ambientada en Europa, abarca el periodo de tiempo que va de junio de 1911 a enero de 1924. En el medio queda la Primera Guerra Mundial. En aquellos años habrán vivido su infancia muchos de nuestros abuelos o bisabuelos, eran tiempos en los que se empezaba a trabajar a edades demasiado tempranas, en trabajos en algunos casos demasiado duros, tiempos convulsos, de guerras y penurias, que me recuerdan una vez más que para muchos cien años no han significado nada.

Estaciones para leer.

1 comentario:

  1. Le tengo unas ganas tremendas a ese libro asi que cuando lo termines , dame el veredicto final, que si es positivo, me lo autoregalo estas navidades...

    Un beso desde la invisibilidad más absoluta.

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