El domingo, un corte en la cubierta delantera del compañero Samuel me sirvió para entrar en una dimensión desconocida, el mundo del tubeless. Sí, las bicicletas también pueden llevar neumáticos de ese tipo, sin cámara, como los de los coches y las motos. Creo y corríjanme si me equivoco, que las llantas pueden ser de diseño exclusivo para el montaje de este tipo de cubiertas, o mixtas, lo que en caso de una incidencia como la del pasado domingo resulta providencial.
La odisea del tubeless.
Las tubeless nunca pinchan, pero ninguna rueda está libre de sufrir un corte.
Está claro que soy un clásico, todo me resulta demasiado moderno. La primera sorpresa fue descubrir que un cierre rápido, esa llave que con sólo abrirla te permite sacar la rueda de la bicicleta sin necesidad de utilizar la llave inglesa, lo puede ser sólo en apariencia, y el que sujetaba la rueda de Sam a su potente horquilla Fox, lo es, es rápido en apariencia, porque en su interior oculta en realidad, un hasta ahora para mi desconocido sistema de carraca, que no sé muy bien para que sirve, pero que de mano ralentiza bastante la operación. Ya con la rueda fuera, los desmontables, esos utensilios tan prácticos que sirven como su propio nombre indica, para desmontar la cubierta de la llanta, empezaron a retorcerse porque costó un triunfo despegar la goma de la superficie metálica, por la acción del líquido sellante. Sí amigos, el truco de las tubeless, la magia que impide que pinchen reside en esa especie de moco que sella, si el pinchazo no es muy grande, las pequeñas hemorragias de aire.
Bien, salvado el contratiempo de conseguir despegar las dos superficies -por cierto, que el líquido viscoso pega las paredes de la cubierta dejando esta con un aspecto bastante desagradable-, como hay que pasar al sistema tradicional y montar una cámara, donde antes no la había, hay que proceder a quitar la válvula y a limpiar la llanta y el interior de la cubierta. Salvamos que había una buena fuente y se pudo proceder a la limpieza de los elementos, y que la afortunada providencia hizo que el convaleciente Jose Ylqh se encargara de facilitar una cámara de válvula fina (las otras no valían), para resolver el entuerto.
No me extenderé más con este tema porque a partir de aquí el montaje es el habitual y hasta Manny Manitas sabe como sigue.
A la vista del panorama creo que no me pasaré a ese sistema, en todo caso lo que haré, será comprar esas cámaras que ya vienen con el líquido incorporado y que hacen la misma función resultando más limpias y mas baratas. En Decathlon se pueden adquirir por unos 6 euros y conozco a un chaval que no se baja de la bicicleta y las lleva encantado.
La odisea del tubeless.
Las tubeless nunca pinchan, pero ninguna rueda está libre de sufrir un corte.
Está claro que soy un clásico, todo me resulta demasiado moderno. La primera sorpresa fue descubrir que un cierre rápido, esa llave que con sólo abrirla te permite sacar la rueda de la bicicleta sin necesidad de utilizar la llave inglesa, lo puede ser sólo en apariencia, y el que sujetaba la rueda de Sam a su potente horquilla Fox, lo es, es rápido en apariencia, porque en su interior oculta en realidad, un hasta ahora para mi desconocido sistema de carraca, que no sé muy bien para que sirve, pero que de mano ralentiza bastante la operación. Ya con la rueda fuera, los desmontables, esos utensilios tan prácticos que sirven como su propio nombre indica, para desmontar la cubierta de la llanta, empezaron a retorcerse porque costó un triunfo despegar la goma de la superficie metálica, por la acción del líquido sellante. Sí amigos, el truco de las tubeless, la magia que impide que pinchen reside en esa especie de moco que sella, si el pinchazo no es muy grande, las pequeñas hemorragias de aire.
Bien, salvado el contratiempo de conseguir despegar las dos superficies -por cierto, que el líquido viscoso pega las paredes de la cubierta dejando esta con un aspecto bastante desagradable-, como hay que pasar al sistema tradicional y montar una cámara, donde antes no la había, hay que proceder a quitar la válvula y a limpiar la llanta y el interior de la cubierta. Salvamos que había una buena fuente y se pudo proceder a la limpieza de los elementos, y que la afortunada providencia hizo que el convaleciente Jose Ylqh se encargara de facilitar una cámara de válvula fina (las otras no valían), para resolver el entuerto.
No me extenderé más con este tema porque a partir de aquí el montaje es el habitual y hasta Manny Manitas sabe como sigue.
A la vista del panorama creo que no me pasaré a ese sistema, en todo caso lo que haré, será comprar esas cámaras que ya vienen con el líquido incorporado y que hacen la misma función resultando más limpias y mas baratas. En Decathlon se pueden adquirir por unos 6 euros y conozco a un chaval que no se baja de la bicicleta y las lleva encantado.
Yo también me considero un clasicómano,utilizo cámaras pero de las normales sin fluidos del Hulk.
ResponderEliminarPara rutas como las que hacemos no es un incoveniente parar y cambiar una cámara, es mas algunos hasta sale beneficiado.
Las cámaras con líquido pesan un poc mas y si el pinchazoe es muy grueso hasta que queda sellado te pones de verde hasta el tuétano.
Lo de los pinchazos va por rachas, igual estas 4 mseses sin pinchar y en dos salidas con secutivas pinchas.
Ahora cada uno que haga lo que quiera y eso que a Trancas ya le avisé.
Gracias por lo de Chaval, pero hubiera sido mejor Chavalín. Al menos cuando salimos en bici somos como niños.
ResponderEliminartoi de acuerdo con el Sargento Playu, lo de los pinchazos va por rachas, yo no pinchaba nunca y entré en una racha inacabable. Menos mal que iba solo y nadie veía mi torpeza.Al final tuve que cambiar la bici, que cuando empiezan estas " averías graves ...." jejejje willy
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