Así es la vida, todo se estropea cuando no se cuida, y así son los caminos que se llenan de ramas y espinos. Podían crecer suaves hojas que acariciaran sedosas tu piel al paso por la estrechez, pero a cambio son las zarzas las que te van marcando piernas y brazos, rayando tu cuerpo con pequeñas cicatrices, muescas en el revólver, tatuajes de los caminos.
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