Sí, yo me rindo, me rindo ante el filipino, es una máquina. Salió chiquito pero con mala leche, nació para mover los brazos como una batidora ¡Pobre Margarito! "El Tornado de Tijuana", duro como todos los mexicanos, aguantó los doce rounds, pero el tornado se volvió brisa del sur en manos de Manny "Pacman" Pacquiao.
Acabó el cuarto asalto con el pómulo abierto y dos puñaladas al hígado, pero los machos mejicanos no se rinden, mueren de pie. Y eso hizo la noche del sábado Antonio Margarito, aguantar una pelea a la que le sobraron, al menos, tres asaltos. De nada le valió su pegada de killer, ni su mayor peso (2,5 Kg.), ni su altura (11 cm.), de nada le sirvió su mayor envergadura. La velocidad del Pacman hace que todo a su alrededor parezca lento; le da tiempo a todo, a entrar, a pegar, a esquivar, a salir, a colocar. Por cada mano imprecisa de su rival él envía precisas sus series; uno, dos, tres; llueven crochets, hooks, directos... aquí el jab no existe, la batalla no entiende de mantener distancias, solo de entrar, golpear y fintar como el rayo.
Bien Pacquiao, que además de demostrar que es un superdotado para el boxeo, después de soltar sus manos miraba al árbitro, Laurence Cole, invitándole a parar la pelea.
Mal la esquina de Margarito que no arrojó la toalla y dejó a su valiente, ciego, recibiendo un castigo innecesario y sin ninguna posibilidad de ganar la pelea. Mal porque Margarito ya no volverá a ser "El Tornado"; tantos golpes se acusan y el cerebro se vuelve más lento, tendrá pesadillas por las noches en que las que lloverán guantes en vez de granizo y levantará su mano derecha para proteger la fractura de su orbital.
Acabó el cuarto asalto con el pómulo abierto y dos puñaladas al hígado, pero los machos mejicanos no se rinden, mueren de pie. Y eso hizo la noche del sábado Antonio Margarito, aguantar una pelea a la que le sobraron, al menos, tres asaltos. De nada le valió su pegada de killer, ni su mayor peso (2,5 Kg.), ni su altura (11 cm.), de nada le sirvió su mayor envergadura. La velocidad del Pacman hace que todo a su alrededor parezca lento; le da tiempo a todo, a entrar, a pegar, a esquivar, a salir, a colocar. Por cada mano imprecisa de su rival él envía precisas sus series; uno, dos, tres; llueven crochets, hooks, directos... aquí el jab no existe, la batalla no entiende de mantener distancias, solo de entrar, golpear y fintar como el rayo.
Bien Pacquiao, que además de demostrar que es un superdotado para el boxeo, después de soltar sus manos miraba al árbitro, Laurence Cole, invitándole a parar la pelea.
Mal la esquina de Margarito que no arrojó la toalla y dejó a su valiente, ciego, recibiendo un castigo innecesario y sin ninguna posibilidad de ganar la pelea. Mal porque Margarito ya no volverá a ser "El Tornado"; tantos golpes se acusan y el cerebro se vuelve más lento, tendrá pesadillas por las noches en que las que lloverán guantes en vez de granizo y levantará su mano derecha para proteger la fractura de su orbital.
Ahora queda saber si el otro fenómeno, Floyd Mayweather, se subirá al ring para disputar el que sería uno de los mejores combates de la historia. Que lo veamos.
Crónica del combate propia del mismísimo Kid Casadiella. Se nota que lo viviste con intensidad
ResponderEliminarEspectacular combate, no lo ví en directo pero lo ví repetido al día siguiente.Fartura de ostias las que se llevó el Margarito
ResponderEliminarDe momento Floyd Mayweather está evitando el enfrentamiento ,pero seguro que una buena bolsa arreglará el tema.
¿Alguien sabe cuando televisan el combate entre Mourinho y Preciado?
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