¿Fue ayer? No, no fue ayer, en realidad debió ser hace dos días, quizás tres, no importa, siempre es lo mismo. Cada seis meses me encuentro con él para escuchar las mismas cosas. El personaje ha devorado a la persona, no es más que un actor que no improvisa, ni las máquinas son tan repetitivas. Hasta el robot-pistolero del parque de atracciones se saltó su papel*. Pero en el teatro de la vida todos los días hay función y sus intérpretes son los más profesionales, actúan gratis por las calles, en los bares, en sus trabajos, en sus casas... declaman su obra aprendida, te cuentan como nuevos sus chistes viejos (no hay nada peor), te gastan las mismas bromas, te hacen los mismos trucos, fingen ser lo que no son... así los trescientos sesenta y cinco días del año, de todos los años.
Mirándolo positivamente... ¿No te agrada la idea de pensar que nosotros somos actores y podemos pretender ser quien deseemos? ¿Que tal vez si pretendemos ser seres maravillosos y extraordinarios, lo logremos y finalmente nos terminemos siendo mejores personas? Podríamos inventar nuestras propias aventuras y vivir la vida de la mejor manera posible.
ResponderEliminarBesos.