Se estiró más el recorrido por el litoral llanisco que la visita a la playa de Gulpiyuri, en concreto desde la playa de la Huelga hasta la de San Antolín de Bedón, un paseo a través de pistas y senderos en el que se pudo oir el profundo respirar de los bufones, ver pequeñas calas imposibles y admirar una mar calma de aguas esmeraldas y cristalinas.
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